El pasado jueves día 26, Manuel L. Fernández Guerrero, publicó un artículo (eldiario.es), cuya difusión en ámbitos diversos, ha sido extraordinaria. Me ha resultado divertido que me llegara por varios canales, la más de las veces preguntándome si conocía al autor de “Por qué ahora, por qué nosotros”. Se trata de una certera y oportuna reflexión sobre la raíz del mal, en este caso del coronavirus de turno (SARS-CoV-2), que ha trastornado el día a día de cada uno de los habitantes de la aldea global, que es como el pensador canadiense Marshall McLuhan (1911–1980), cualificó al planeta Tierra: un inmenso lugar cohabitado y compartido. Si mantuviera mi vieja actividad docente, la lectura del artículo del Dr. Fernández la exigiría como de obligado cumplimiento.

Dice el adagio que la gente se acuerda de Santa Bárbara cuando truena. Ahora pues, toca aplaudir a los sanitarios, a los investigadores y a los colectivos organizados que, como el ejército o, en general, las fuerzas del orden, permiten que la vida y la libertad sean posibles y practicables. Antes eran los peloteros y similares, los beneficiarios de simpatías, dádivas y enseres, y lo volverán a ser porque la estupidez humana es inconmensurable. El universo de quienes se pasan la vida estudiándola para hacerla más confortable y reflexionando sobre ella, es ahora esa santa Bárbara a la que hasta ayer no se prestaba la menor atención.

Los modelos matemáticos, explican –como lo hacen con el tiempo– la evolución de las epidemias

Los modelos matemáticos, explican –como lo hacen en la previsión del tiempo– la evolución de las epidemias y señalan la importancia de una actuación decidida y rápida. Pero no sólo es cuestión de teoría, también los científicos experimentales lo advierten: “La prontitud de la respuesta es clave en la contención de las epidemias”, escribe el Prof. Fernández, y añade: “es necesario insistir en que el combate eficaz contra las enfermedades infecciosas requiere abordar su causa original (…) no es suficiente aunque sí necesario un nuevo antibiótico para tratar el organismo emergente y una vacuna que nos haga inmunes al patógeno circulante. Necesitamos (…) cerrar la Caja de Pandora actuando sobre la raíz del problema”.

Decía que me había resultado divertida la pregunta a la que me refiero más arriba. Es porque el Dr. Fernández es de Algeciras y pertenece a la élite de nuestros médicos investigadores. Durante muchos años, en la Fundación “Jiménez Díaz” y en la Universidad Autónoma de Madrid ha ejercido su magisterio.