Sorprende el parecido de las bravatas que lanzan contra el estado de derecho los populismos de extrema derecha y de extrema izquierda. Santiago Abascal dice que el actual es un Gobierno ilegítimo, el peor de los últimos 80 años. Pablo Iglesias le entra al rebote al sostener que Puigdemont es un exiliado comparable a los republicanos que huyeron de la dictadura. Ambas afirmaciones banalizan el franquismo desde la misma superioridad moral: creerse en posesión de la virtud y la verdad. No es extraño que un político cauto como el ministro de Sanidad caiga tan bien a la opinión pública y su candidatura provoque un vuelco en las encuestas catalanas.

La gente está harta de políticos que no paran de mirarse al espejo, y se enamora de los hipotensos. A propósito de Biden, el politólogo Manuel Arias Maldonado sostiene que "el mandato de un dirigente moderado es una cura de reposo para democracias histéricas". Algo así debieron pensar en el PP andaluz en el diseño del perfil de Juan Manuel Moreno, casi creíble si no fuese por la permanente exhibición de insolencia de sus segundos en la Junta y en el Parlamento regional.

Los populistas españoles son los mayores exhibicionistas. Y establecen extrañas conexiones entre ellos. Iglesias defendió en Salvados el domingo a otro notable populista, Puigdemont; hispanoescéptico como él y ultranacionalista catalán. Lo hizo con su peculiar pose, mezcla de inocencia y malicia, mitad Peter Pan, mitad capitán Garfio. Para el jefe de Podemos el ex president que promovió leyes de desconexión con España y declaró la independencia de Cataluña, violando la Constitución y el Estatut es un señor que "no ha robado, actuó movido por sus ideas y se ha jodido la vida". Es tan simple la explicación, que Tejero cumpliría las tres condiciones. Por supuesto que el teniente coronel fue ejecutor de un golpe de estado con secuestro del Gobierno, disparos y tanques en la calle. Pero resulta impúdico tratar al ex president como víctima y camuflar sus delitos bajo el eufemismo de "actuación no indiferente al Derecho". Como diría el profesor Timothy Snyder, refiriéndose a Trump: si no os creéis mis mentiras, me veo en la obligación de repetirlas.

Ajeno a delitos y sentencias, Iglesias quiere devolver sus derechos civiles a los líderes del procés, para que representen a la ciudadanía que les ha votado. Se nota que hay elecciones en Cataluña dentro de tres semanas. También es evidente el apoyo a Puigdemont en Bélgica de la independentista Nueva Alianza Flamenca, desde que llegó huido de España. Incluso una diputada de la N-VA fue anfitriona del ex president en su primera visita al Parlamento Europeo. No es casualidad que ese partido comparta con Vox grupo parlamentario en Bruselas y Estrasburgo; las pasarelas entre los populistas son de ida y vuelta por todo el espectro político.

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