Tres poderes en uno

En la misma semana, Dolores Delgado ha sido dirigente del Judicial, ministra del Ejecutivo y diputada del Legislativo

La separación de poderes no es un concepto de la ilustración francesa en desuso. En sus 20 lecciones Sobre la tiranía, Timothy Snyder nos recuerda que las instituciones nos ayudan a conservar la decencia y no se protegen a sí mismas: "caen una tras otra a menos que cada una sea defendida desde el principio; de modo que elige una institución que te importe -un tribunal, un periódico, una legislación, un sindicato- y ponte de su parte". Pablo Iglesias parece haber elegido el camino contrario con la judicatura. No es el único.

El 3 de diciembre Meritxell Batet agradeció en Twitter a Pedro Sánchez que la hubiese puesto a presidir el Congreso: "Muchas gracias, presidente, por tu confianza". Así se subordina el Legislativo al Ejecutivo. Hoy el Gobierno tiene mayoría en la Mesa de la Cámara, aunque no en escaños, y maneja el reglamento. Cambiar de día el Consejo de Ministros sin modificar el control al Gobierno en el Congreso es otra avería institucional. (Pasa lo mismo con los presidentes del Parlamento andaluz sumisos al Gobierno de la Junta o portavoces gubernamentales dedicados a atacar a la oposición: Mario Jiménez, José Antonio Nieto y Sergio Romero pertenecen al mismo club de dinamiteros).

El nombramiento de la última ministra de Justicia como fiscal general del Estado representa a la perfección la fusión de los tres poderes en uno. Dolores Delgado ha sido en la misma semana ministra del Ejecutivo, diputada del Legislativo y dirigente del Judicial. No hay quien dé más. Lo peor es que da la razón al ultranacionalismo catalán cuando le exige al Gobierno que ponga en libertad a los sediciosos políticos presos, dando por hecho que Moncloa controla al resto de poderes del estado.

Punto de vista que liga con el arquetipo lanzado por Pablo Iglesias en los platós de televisión a rebufo del 15-M. Sostenía que una casta aglutinaba todos los poderes, incluido el empresarial a través de puertas giratorias. Ocho años después, en su toma de posesión como vicepresidente del Gobierno, Iglesias ha vertido un nuevo concepto: el "constitucionalismo democrático". Hay sustantivos a los que les sientan fatal los adjetivos, por ejemplo democracia. La dictadura de Franco se llamaba a sí misma democracia orgánica y las dictaduras comunistas se proclamaban democracias populares. No se respalda la Justicia humillando a los jueces con el lenguaje despectivo de los separatistas. Defender la Constitución es respetar la separación de poderes. Intentar ocupar todo el poder desde el Ejecutivo sería ilegítimo.

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