La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Vosotros no pasaréis

La peor amenaza para una democracia es que no se respeten los resultados de las elecciones

Polígono Sur y Torreblanca son los barrios sevillanos en los que Vox ha recibido más votos. Se lo podían decir a los analfabetos y antidemócratas que se manifestaron en las Setas de la Encarnación. Antidemócratas porque se manifestaban contra un resultado electoral sin respetar la voluntad ciudadana libremente expresada en las urnas e históricamente analfabetos porque repetían consignas cuyo sentido ignoraban.

¿Son fascistas los vecinos de algunos de los barrios más pobres de España? No. Hartos de estar hartos ya se cansaron -que diría Serrat- de ser desatendidos, de que su situación haya acabado por considerarse normal, de que a lo largo de casi 40 años una Junta de Andalucía que se dice socialista no haya sido capaz de acabar con esta vergüenza. Sucede con esto lo mismo que con el voto a Marine Le Pen en los barrios marginales de los cinturones de las grandes ciudades francesas o en las zonas más afectadas por los problemas derivados de la migración descontrolada (caso que se repite aquí en El Ejido).

La ignorancia histórica no afecta sólo a los manifestantes antidemócratas que seguían las consignas de Podemos sin tener ni puñetera idea de lo que coreaban. En una emisora nacional un contertulio advertía que los partidos totalitarios llegan a los Parlamentos para acabar con ellos "como el fascista Hitler". No, mi alma, no. Hitler era nacionalsocialista. El fascista era Mussolini. Vox no es un partido fascista, sino de extrema derecha populista. Y la técnica de infiltración en los sistemas para reventarlos desde dentro no fue una invención de Mussolini ni de Hitler: repásese el papel de los bolcheviques dentro del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia y del Gobierno Provisional de Kerensky que sirvió de inspiración a Mussolini. El Duce le dijo en 1932 al gran Emil Ludwig (su Conversaciones con Mussolini está descatalogado pero hay edición de su premonitorio Tres dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin en Acantilado) que la estrategia fascista para alcanzar el poder "era rusa" y que fascistas y bolcheviques tenían como enemigo común a "los liberales, los demócratas y los Parlamentos".

Lo peor amenaza para una democracia no es la corrupción, ni que partidos populistas entren en los parlamentos, ni el alejamiento entre políticos y ciudadanos, sino que quienes se sienten justificados por un derecho superior no respeten los resultados de las elecciones.

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