La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

No pactan ni el ahorro energético

Alberto Núñez Feijóo tolera la insumisión de Díaz Ayuso cuando la postura correcta es la de Juanma Moreno

La polémica en torno al plan de ahorro energético decretado por el Gobierno para cumplir con la Unión Europea ilustra perfectamente las miserias de la política española: mediocridad, sectarismo y oportunismo. Ni el PSOE ni el PP pueden caer ya más bajo. O sí, que nunca se sabe qué deparará el futuro.

Por la parte del Gobierno, primero la ministra Ribera rechaza, en modo insolidario, las restricciones impuestas por nuestros socios europeos con el pretexto de que nosotros hemos hecho los deberes (¿no los hicieron los países ricos que ayudaron a España con miles de millones de euros desde el ingreso en la Comunidad?), y dos o tres semanas después el Consejo de Ministros la desmiente dictando un plan por decreto, sin consenso social ni negociación con las autonomías que habrán de aplicarlo. El Gobierno es tácticamente reincidente: antes se niega el problema, más tarde se improvisan las medidas para afrontarlo y enseguida se espera la reacción del PP, que si es negativa y crítica se replica con el mantra de siempre, reiterado por tierra mar y aire. Aquello de que el PP no arrima el hombro, pone palos en la rueda y, por tanto, es culpable.

¡Pero es que el PP colabora completamente con la maniobra! Feijóo, en vez de dar un respaldo crítico a un plan de ahorro que en líneas generales es correcto y adecuado a las circunstancias, como ha hecho su compañero Juanma Moreno en la Junta de Andalucía, se enreda en asuntos menores (los interlocutores de la ministra de Transición Ecológica, la fecha de entrada en vigor), y lo hace dos semanas después de considerar imprescindible un plan de ahorro nacional y denunciar la pasividad del Ejecutivo.

Y deja a la populista Ayuso insinuándose como insumisa a esta norma, calificando al Gobierno de la nación de totalitario y recurriendo al Tribunal Constitucional (pura pose: ¿qué utilidad tendrá para los ciudadanos el dictamen del Constitucional dentro de varios años, que es lo que tardará en pronunciarse?). Feijóo es incapaz de imponer una posición unitaria a todos los militantes y líderes territoriales del PP. Parece como si tuviera que pagarle a Ayuso indefinidamente por su papel protagonista en la defenestración de Casado que le instaló a él en Génova. O como si tuviera que rendirle pleitesía por su aplastante victoria en Madrid, cuando fue mucho más aplastante la victoria de Moreno Bonilla en Sevilla y le acercó más a la Moncloa que la otra.

En su sugerente libro Cómo mueren las democracias, los profesores Levitsky y Ziblatt avisan de los riesgos que corren los sistemas democráticos y destacan las dos reglas del juego no escritas que conjuran esos riesgos: tolerancia y contención institucional. En España no tenemos ni una ni otra.

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