Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

Un optimismo muy inquietante

El modo de salir del estado de alarma fue imprudente, en algunas comunidades se salió a portagayola

El director del Centro de Coordinación de Emergencias Sanitarias, Pablo Simón, sostiene que estos nuevos aumentos de los contagios preceden a los últimos coletazos de positivos que han provocado los botellones de este verano, en lo que coincide con el consejero de Presidencia, Elías Bendodo . "Por sentido común - dijo el martes-, marchados los turistas, el contagio debe comenzar a bajar". Hasta el prudente presidente de la Junta, Juanma Moreno, sostiene que la curva se estabilizará. Tanto optimismo general (la cifra de muertos de ayer sábado en Andalucía fue de 14, el doble que el día anterior) comienza a ser un poco inquietante, y quizás sea el fruto equivocado de la desesperación o la tendencia del gobernante a llamar a la calma antes de poner la venda.

Como en todo, es preferible la moderación, la cautela y el escepticismo. La segunda ola de otoño no se ha adelantado; desde el punto de vista epidemiológico, seguimos sobre la misma que logramos doblegar en junio.

Agosto, el aumento de la movilidad de los veraneantes y los dos millones de turistas han disparado la cifra de contagios de Covid en Andalucía. Marbella, con algo más de 140.000 habitantes censados, ha aportado 449 casos positivos en los últimos 14 días, lo que se traduce en una tasa de incidencia similar a la de Navarra, el País Vasco y La Rioja. Málaga capital también tiene unos datos malos, como el resto de la Costa del Sol.

El modo en que España salió del estado de alarma fue una insensatez, y en algunos lugares se hizo a portagayola. En Madrid casi no hubo tercera fase porque su Gobierno regional la redujo a dos días y en Andalucía hubo demasiadas prisas por abrir playas, llenar chiringuitos y vengarse del pérfido Gobierno central que había maltratado a Málaga y a Granada. La desesperación expresada por Juan Marín aquellos días provoca mayor sonrojo hoy.

Es indudable que la movilidad de todos, pero en especial la de los más jóvenes, ha tirado de la velocidad de la curva. La franja más gruesa de los nuevos diagnósticos es la que se sitúa entre los 25 y los 30 años, y es ésa la razón por la que la letalidad del coronavirus sea ahora en España de las más bajas de Europa, junto a Alemania. No es sólo el aumento del número de pruebas, porque Francia y Reino Unido, por ejemplo, siguen realizando más que nosotros, es que el contagio ha venido ligado al verano y a la noche.

Estas son realidades que no conviene olvidar. No hay nada escrito aún, ni las vacunas tienen por qué llegar a finales de diciembre ni la segunda ola se ha adelantado. Ni el colapso sanitario se ha conjurado.

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