Libro de Reglas

Manuel Gil

Los ojos de la Salud

Pocas cosas hay más profundas en este lugar del mundo, en el abrazo de dos continentes y el intercambio de besos entre dos aguas; que la mirada infinita y los ojos abiertos de la Virgen de la Salud

Los ojos de la Salud

Los ojos de la Salud

Hace poco, relativamente poco, escuché una inspiradora frase por parte de un reconocido cofrade, en la que brindaba a las hermandades esa suerte de imán cohesionador e integrador para una ciudad, un barrio o un grupo de personas prácticamente desconocidas que se entrelazan alrededor de un fenómeno de religiosidad popular. En definitiva, esos lazos y larguísimos hilos que abrazan desde cualquier parte del mundo a los hermanos de una cofradía y los unen emocionalmente para siempre.

Yo tengo muy claro dónde descansa, desde hace un año y medio, el imán que conecta todos los meridianos y paralelos con la Parroquia de San García de Algeciras. La collación de todas las devociones y voluntades que se irá trasladando, generación a generación, a los futuros algecireños como un secreto velado que cada uno tiene que ir descubriendo. Esa joya se encuentra en los ojos de María Santísima de la Salud. Pocas cosas hay más profundas en este lugar del mundo, en el abrazo de dos continentes y el intercambio de besos entre dos aguas; que la mirada infinita y los ojos abiertos de la Virgen de la Salud.

Capaz de aguantar y absorber en esas benditas cuencas las penas de todos y cada uno de los que a diario, egoístamente, pedimos sin remordimientos una vida mejor y más plena, más fácil. Ella siempre, tan ella, nos envuelve con esa mirada que sólo regala la dulzura de su antifaz y te abraza con la sensación que si no es hoy, será mañana.

Eres tan tú, señora. De reina, de hebrea, de luto o de azul puro. Bajo corona, diadema o como esa sencilla mujer, judía y galilea, que acoge a menos de 15 pasos el sufriente dolor de una corona de espinas. Los ojos de la Salud son la esperanza y la creencia que todo es posible y el regazo al que siempre volver como niños, para reencontrarnos con su fulgurante mirada.

Tenía que ser tú, ser la Salud. Tenías que irrumpir como un trueno durante la noche más oscura, el mayor trance y desafío sanitario que ha conocido el ser humano en el último siglo, perdido y casi desprovisto de toda certeza cuando apareciste.

La Semana Santa de Algeciras ya nunca volverá a ser la misma. Todo cambió, nada parece lo que un día fue. Todo cobró sentido en el corazón del cofrade cuando descubrió, por primera vez, los ojos de María Santísima de la Salud. Como explicó ese mismo cofrade: la Virgen podría perfectamente seguir sin nosotros, en cambio, ya no somos capaces de vivir sin esos ojos.

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