EL principio de acuerdo anunciado el último día del año 2020 puede ser considerado un enorme éxito de la diplomacia española y británica, con la participación indispensable de Gibraltar. No obstante, y tal como afirma el dicho, el diablo está en los detalles, y la negociación del tratado deberá superar numerosos obstáculos técnicos y completarse, con casi toda seguridad, con otros acuerdos que definan en su integridad el nuevo estatuto jurídico de Gibraltar en sus relaciones con la UE, y, en consecuencia, con España.

En cualquier caso, el solo anuncio de un principio de acuerdo es una notica extraordinariamente positiva por lo que implica. Efectivamente, demuestra una voluntad realista de las partes de buscar una solución a la compleja situación que creaba la decisión británica de abandonar el club europeo. La salida del Reino Unido llevaba aparejada la salida también de Gibraltar como territorio cuya política exterior depende del Reino Unido. Los gibraltareños demostraron en el referéndum de 23 de junio de 2016 una voluntad casi unánime de permanecer en la UE. Su especial posición geográfica, el rico proceso histórico, la singularidad de composición de un pueblo con múltiples orígenes determina un profundo sentimiento europeo. Por ello, la salida efectiva de la UE y el fin de del período transitorio no debían significar la salida total de Europa. Las partes han demostrado una capacidad de adaptación en la búsqueda de soluciones que permita a Gibraltar disponer de un estatuto singular europeo, fundamentalmente a través de su incorporación al espacio Schengen.

Este nuevo estatuto es sin ninguna duda beneficioso a ambos lados de la Verja-frontera, apuntalando la confianza entre las partes en la búsqueda de esa área de prosperidad compartida anunciada.Ahora bien, ese principio de acuerdo se debe plasmar en un tratado, o en varios, que detalle y precise las numerosas cuestiones técnicas pendientes. No va a ser fácil en absoluto. Por supuesto, el tema central será el encaje de España como Estado responsable en el sistema Schengen en el control de las fronteras exteriores. Otros temas sensibles a resolver serán la colaboración policial y aduanera, la cooperación en materia judicial, civil y penal, la armonización normativa en el tráfico de mercancías, la fiscalidad del tabaco, asuntos medioambientales, etc. Estos asuntos necesitarán además de la negociación multilateral, avances bilaterales España-Reino Unido, como han venido haciendo a través de los Memorándums. Creo que, a pesar de los desafíos, podemos ser razonablemente optimistas, aunque con cautela.

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