Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Ya no somos noticia

Nunca es tarde para llegar a alianzas, buscar nuevos socios públicos y privados y hacer 'lobby' campogibraltareño

No hacía falta ser un lince para anticipar que, una vez explotada la mina informativa de las mafias del narcotráfico, nos iban a quitar el foco del cogote. Netflix hizo su famosa serie documental y las grandes cadenas de televisión se fueron con sus cámaras a otros puntos, pero aquí seguimos con nuestros problemas, los mismos o incluso más que antes. Una lástima no haber visto a esos reporteros abordando con el mismo énfasis y rigor la situación de los CIE, las colas ante los bancos de alimentos o, en otro ámbito, la pujanza de nuestro sector industrial y el liderazgo del Puerto de Algeciras pese a las limitaciones con que contamos en materia de infraestructuras del transporte, conocidas por todos. Se acabó el espectáculo y con él buena parte del interés mediático -y, por tanto, el político- por solucionar los problemas del Campo de Gibraltar, un territorio capaz de rentabilizar como pocos cada euro que se invierte en él gracias a su inigualable situación geográfica.

El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2021 contiene algunos elementos interesantes para la comarca como la inversiones portuarias, en la Zona Franca o en materia de seguridad, pero los 79,8 millones fijados quedan muy lejos, sin razón aparente o explicada, de los 141 previstos para 2019 por el mismo Gobierno de Pedro Sánchez. Y aunque haya quienes repitan por boca de ganso que la Algeciras-Bobadilla cuenta con 300 millones de euros, no existe tal partida.

Las visitas a la comarca por parte de dos ministros y las reuniones mantenidas por los alcaldes en Madrid con miembros del Ejecutivo parecen haber tenido un efecto muy matizado, siendo imposible sacudirse la idea de que los planes se eternizan en una permanente fase de estudio y de autorizaciones cuya resolución se prolonga sine die. Sin posibilidad de ejecución real. No solo es el tren, también están pendientes el desdoble de la N-340 Algeciras-Vejer, los accesos Sur y Norte al Puerto y la futura variante de la Bahía de Algeciras.

Algo mejor nos ha ido con las cuentas de la Junta de Andalucía, aunque hasta ayer permanecieron tan difuminadas como ese taró referido por el maestro José Juan Yborra. En aquellas se aprecia el rastro de las 69 medidas anunciadas por el Ejecutivo de Juanma Moreno para afrontar la degradación social que se vive en muchas barriadas y las consecuencias de un Brexit mucho más duro del que cabría esperar y desear.

El jueves pasado, los alcaldes del Campo de Gibraltar se reunieron de forma telemática para analizar lo que pueden dar de sí ambos presupuestos, aunque también para otros dos fines: para lavar en casa los trapos sucios -lo cual no está nada mal de vez en cuando- y para concertar una nueva unidad de acción de todos ellos. No obstante, no estaría mal dar un giro de estrategia para ir más allá de los reproches y de los lamentos por nuestros males. Esa dinámica ya la hemos probado y el resultado salta a la vista. Nunca es tarde para llegar a alianzas, buscar nuevos socios públicos y privados que nos ayuden a alcanzar la meta y hacer lobby campogibraltareño. El hecho de que la Algeciras-Bobadilla no haya calado como una cuestión de Estado para Andalucía y el conjunto de España es la demostración de que, posiblemente, tengamos también cuentas pendientes por resolver. Y de que debamos vendernos mejor.

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