Por un lado, Franco; por otro, Hitler; y por otro más, Stalin. O nos estamos volviendo locos, o hay muy poca vergüenza y mucho acanallamiento, o algunos tienen nostalgia de los tiempos de los dictadores fascistas, nazis y comunistas, o las tres cosas a la vez. Al PSOE, desde Zapatero, le ha dado por utilizar y -literalmente- desenterrar a Franco para proyectar su larga sombra (y mira que era bajito) sobre la derecha democrática (aclaro que no me refiero a dar digna sepultura a los muertos ni al resarcimiento de las víctimas, sino a la manipulación política del pasado). Mucho antes de que Vox obtuviera los 12 escaños andaluces la izquierda necesitaba crear una extrema derecha entonces inexistente y le colgaron el muerto (nunca mejor dicho) al PP. Después a Ciudadanos. Y cuando apareció Vox, a los tres. El trifachito de la plaza de Colón y la derecha trifálica de la ministra de Justicia del que tanto van a oír hablar hasta el 28-A.

A los de Hazte Oír, por su parte, no contentos con lo de feminazis, les ha dado por pasear una imagen de Hitler con los labios pintados en su autobús. Se puede discrepar del feminismo radical con argumentos, pero no con simplificaciones e insultos que incluyen la palabra nazi. Y mucho menos vinculándolo a figura de Hitler.

Y el pasado jueves, en la universidad pública País Vasco, en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de Lejona, se autorizó y celebró un homenaje a Stalin para contrarrestar la "desinformación" que existe entre la juventud. A esto, con respecto al nazismo y el fascismo, se le llama negacionismo. En el caso del Holocausto, sobre todo, y los de otros genocidios, está penalizado en algunos países. Y si de algo no cabe duda es de que Stalin fue un genocida. Desgraciadamente los genocidas comunistas gozan de un estatus privilegiado. Si se hubiera convocado en una universidad pública un homenaje a Hitler o a Franco para contrarrestar la "desinformación" acerca de ellos habría estallado un escándalo monumental y desde luego se habría prohibido (afortunadamente hay rectores sensatos: la Universidad de Granada prohibió la celebración de este homenaje estalinista hace unos meses).

Estos días es noticia que el Gobierno estudia la ilegalización de la Fundación Francisco Franco porque "es una exaltación de la dictadura". ¿Y sí se puede exaltar a quien junto a Hitler y Mao fue el mayor genocida del siglo XX?