No somos nadie

La implicación de destacados masones en la operación Barcelona y la teoría del NOM dan mucho que pensar

Yo creo que Ortega y Gasset tenía razón cuando se refería a que, en el devenir del individuo, las circunstancias son consustanciales al yo. Casi todo depende de donde se está, de cuando se está y de cómo se está. Sin embargo, no debiéramos desdeñar la teoría de la conspiración en el discurrir de la vida. Tal vez sin darle una excesiva importancia, sobre todo porque desilusionaría asumir impasible el papel de una marioneta. Antes de que Manuel Valls -primer ministro de Francia a lo largo de algo más de dos años, entre 2014 y 2016- decidiese apuntarse a ser candidato a presidir el Ayuntamiento de Barcelona, había signos premonitorios suficientes, incluso sentimentales (se había echado novia en Barcelona), para esperarlo. Anteayer nos sacó de dudas en un estudiado discurso, impecable, mostrando un formidable dominio del francés, del español y del catalán.

Valls es francés, no nos equivoquemos. Nació en Barcelona, pero es francés; de crianza, de educación y de motivaciones. De padre catalán y madre suiza (de habla italiana), aprendió de pequeño a familiarizarse con las lenguas paternas, que serían dominantes en casa. Pero su lengua culta es el francés, es en la que ha estudiado y en la que ha hablado desde pequeño con sus amigos y compañeros. Es más, todavía es diputado de la Asamblea Nacional francesa y ha sido, además de primer ministro, ministro del Interior entre otros destinos de menor cuantía que han ocupado la práctica totalidad de su vida desde que, poco antes de cumplir los veinte años, optó por la nacionalidad francesa. Muy probablemente, esas circunstancias que acompañan al yo, lo han catapultado en la socialdemocracia, pero la verdad es que da el aire de un liberal a la europea; es decir, con una buena dosis de preocupación social.

La implicación de destacados masones en la operación Barcelona: Macron, Valls y otros; el interés de la Banca March, mostrado a través de su pupilo, el presidente francés; la aparición entre bastidores del magnate George Soros y la vuelta a escena de la teoría conspirativa del misterioso Nuevo Orden Mundial, dan mucho que pensar. El Partido Ciudadanos y gente de aquí y de allá del catanalismo "seny", están entrando en un juego que quizás atempere el populismo y el nacionalismo salvaje que se han apoderado de Cataluña, y salven del caos a la ciudad de Barcelona, pero vaya usted a saber en qué manos estamos y, sobre todo, adónde nos conducen.

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