A LA mayoría de los bebés abandonados en la puerta de los conventos y hospicios de nuestro país se les solía apellidar Expósito cumpliendo con una antigua tradición proveniente del derecho romano. Expósito, puesto afuera, tiene su origen en la figura jurídica del Imperio Romano, que da poder al padre de excluir de su hogar a cualquiera de sus integrantes, aún abandonar en la vía pública a recién nacidos sin la protección necesaria para asegurar su supervivencia, a merced de quienes quisieran recogerlos. Uno de los equivalentes en Italia es el apellido Innocenti que procede de la Toscana. En otras regiones se utilizaron apellidos como Colombo, Proletti o Trovatelli.

El Ospedale degli Innocenti fue un orfanato de niños de Florencia, diseñado por Filippo Brunelleschi en 1419. Está considerado un notable ejemplo de la arquitectura del primer renacimiento italiano. El hospital, con una galería frente a la Plaza della Santissima Annunziata, fue construido y dirigido por el Arte della Seta o Gremio de la Seda de Florencia. En el extremo izquierdo del pórtico está la ruota, un torno de piedra para meter al niño en el edificio sin que se viera al padre. Esto permitía a la gente abandonar a sus hijos anónimamente, para que fueran cuidados en el orfanato. Este sistema siguió funcionando hasta el cierre del hospital en 1875. Encima de cada columna hay un tondo cerámico. Hacia el año 1490, encargaron a Andrea della Robbia que los fabricase. El diseño representa a niños en pañales sobre fondo azul. En la actualidad, la Asociación Americana de Pediatría lo emplea como logotipo.

Debido en que en la época, los nobles tenían múltiples relaciones sentimentales fuera del matrimonio, con frutos inesperados, el hospicio cubría los escándalos sociales con el manto de la beneficencia. Los niños de la nobleza eran abandonados con pequeñas cruces de plata, camafeos o cintas de seda de colores, de manera que pudieran ser identificados posteriormente, para darles educación o fortuna, por su progenitor.

En el Museo actual que sólo lleva abierto un año, puede contemplarse una gran sala, llena de casilleros como los de un apartado de correos. Al abrir cada uno se encuentra el distintivo del bebé abandonado. En unas pantallas táctiles se introduce el número del casillero y aparece la historia de la vida del niño. De esa curiosa forma, los desheredados de la fortuna han pasado a la posteridad. Además, pasaron su infancia rodeados de Botticelli, Ghirlandaio, Piero di Cósimo y Della Robbia. La vida para ellos pudo ser dura, pero, eso sí, muy bella.

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