La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Los muertos con derecho a voto

En las vísperas de un congreso aparecen los escondidos, resucitan los muertos y pagan las cuotas los tiesos

Cuando hay gresca en el seno de un partido político por la celebración de un congreso, que supone la renovación de los cargos principales, tenemos una oportunidad idónea para apreciar hechos extraordinarios, insólitos, sobrenaturales... Hay muertos que resucitan cuando alguien les paga las cuotas, tiesos que de pronto tienen liquidez para ponerse al día tras varios años de morosidad, y hasta dirigentes ejemplares que cumplen repentinamente con sus obligaciones tras acumular años sin soltar las perras para el sostenimiento del amado partido, al que todo se le debe. Cualquier bienaventuranza se demuestra con motivo de una lucha orgánica. Aparecen los escondidos, viven los fallecidos, corren los tullidos como gacelas, oyen los sordos como jabalíes, hablan los mudos como pregoneros hartibles... Todo es posible cuando llega la hora de la renovación del poder orgánico, porque el partido es la clave principal para todo, la llave maestra que abre todas las habitaciones de la casa del poder. Por eso Susana Díaz no suelta la secretaría general ni aunque sus rivales pongan a hervir todo el agua que está acumulada en los pantanos andaluces. Cuanto más discutida, más pueblos se recorre la princesa roja en ese papel de turronera que le encanta. Y por eso Javié hace lo imposible por mantener el control del PP sevillano, su plaza preferida, por medio de personas interpuestas, que para eso mantiene a su guardia pretoriana. Ahora el espectáculo es en la plazas populares, pero después vendrá en las socialistas. Y quién sabe si por medio se cuela el primer funeral de Ciudadanos. Cada vez que hay una batalla interna en una formación política, de las que dejan heridos por mucho tiempo, siempre disfrutamos al menos de algunas buenas nuevas. La cara del tesorero de turno cuando ve que un muerto se ha puesto al día de las cuotas es digna de ser contemplada. "¿Pero Fulanito no estaba en la última esquela que puso el partido para la misa anual de noviembre?". Querrá votar el hombre en el congreso. Hay preguntas que son impertinentes. ¡Milagro, milagro! Todo es posible cuando llega la hora de disputarse hasta las raspas del pescado. Si lo dice el mismísimo Papa: "La lepra está en la curia". Pues eso: las miserias están en los partidos, en los aparatos, donde todos los militantes acaban equiparados por mucho que sean titulares de altos cargos. Las más altas magistraturas tienen que descender a estos asuntos por elevadas que se encuentren. Está en juego el pan. En el fútbol siempre ganan los alemanes como en política siempre vencen los aparatos. Por eso hay que estar en ellos.

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