Es el momento de enredar

Estamos, en lo del tren, en el mejor de los escenarios para enfrentarnos a ese poder que nos ningunea

Me da la impresión de que estamos en los prolegómenos de un sabroso discurso dialéctico a dúo, sobre el tren que une Madrid con la comarca. El alcalde de San Roque, Ruiz Boix, ya lleva algún tiempo sugiriendo que el de Algeciras, Landaluce, ha descubierto hace poco su vocación reivindicadora de un tren decente y aseado para la comarca. La inevitable radicación partidista -en el mejor sentido de la palabra- de los políticos, les obliga a guardar las formas, porque es verdad que en los partidos quien se mueve no sale en la foto, acertadísima frase que acuñó el sindicalista mexicano Daniel Velázquez, por más que se le adjudique su paternidad a Alfonso Guerra, que, eso sí, ha sido el más celebrado de sus usuarios. Por su parte, Landaluce, ha conseguido reunir en Algeciras a unos cuantos alcaldes del corredor ferroviario que conduce a los aledaños de Antequera. Un oportuno error de convocatoria -según se dice- ha provocado que unos pocos corregidores del Campo de Gibraltar, entre los que casualmente está el de San Roque, no hayan asistido a la reunión del lunes. Las deficiencias del tren a Madrid y sus graves efectos sobre la economía de la comarca, son tan evidentes que debieran servir para constituir un fuerte frente reivindicativo, pero es posible que algún interesado con afanes de protagonismo, lo debilite. Los dos alcaldes están en buenas condiciones para decir tanto como debieran haber dicho en su momento.

Landaluce no tiene ahora quien lo mire desde arriba ni en La Moncloa ni en el Senado. Ruiz Boix sí, pero como si nada. Su confortable mayoría absoluta y el envidiable respaldo popular que posee en su pueblo, insuflan energía para sacar pecho y, como pinchó en su apuesta por Susana Díaz y no goza de las simpatías de los nuevos amos del prado de Ferraz, nada le impide dar la lata. Estamos pues en el mejor de los escenarios para enfrentarnos a la tiranía de ese poder que nos ningunea. Al insulso ministro Ábalos, curtido en las filas del Partido Comunista de España e hijo de un novillero valiente al que la política frustró la carrera, se le van a caer los alamares con la que le espera. Por si fuera poco, en el otro extremo de la vía, en Antequera, reina el PP con mayoría absoluta (la segunda) y un gran alcalde, Manuel Jesús Barón Ríos. Ruiz Boix, por su parte, no se acuerda de la omnipresencia del PSOE durante años ni de los sonoros silencios de entonces de Salvador de la Encina.

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