Una moción indignante

El Campo de Gibraltar sería el nuevo Gibraltar y el que lo deseare adquiriría la nacionalidad española

Bueno es que estemos en vísperas del día de los santos inocentes para referirme sin tener que ruborizarme, si no indignarme, ante la moción del Partido Popular, presentada por el senador presidente de Exteriores y alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, en el Senado, el pasado día 18. De acuerdo con ella, el problema de los devastadores efectos del Brexit sobre Gibraltar, se resolvería convirtiendo a la colonia en dominio para colonizar desde él a toda la comarca. El Campo de Gibraltar sería el nuevo Gibraltar y el que lo deseare de entre los yanitos adquiriría la nacionalidad española en un plis plas. Sería como una dote a esta especie de "ménage à trois" que algún iluminado ha engendrado en un momento de lucidez suprema. Mejor que acabar con el mal es llenarnos de él. Esa es, en definitiva, la luminosa idea emanada de la masa cerebral del grupo popular del Senado.

La propuesta supone trasladar el emporio de los esperpentos a un arco que desde Vejer a Manilva asumiría el papel que ahora desempeña la comarca. Agrandamos la parcela de permisiones, connivencias y beneplácitos, ponemos una oficina de juego "on line" en cada casa, le damos fuelle a Sotogrande añadiendo parcelas y edificios de apartamentos, rellenamos la cara Este del peñón hasta que Estepona se quede a cuatro brazadas, ponemos a vender tabaco a lo más granado de la adolescencia, nos montamos una universidad bilingüe de chiringuitos académicos y colocamos una verja simbólica en la Chullera.

La moción debieran leerla todos los españoles sin perderse nada. Su número de expediente es el 662/000144 y como se procedería con cualquiera que fuera el texto, es cuestión de hacerse con ella a través de la página web del Senado. Se lee, literalmente: "Nuestra solución se resume en cosoberanía, doble nacionalidad, amplio autogobierno"; ¡pues vaya solución! Además de que no es soberanía lo que tiene el Reino Unido sobre Gibraltar, sino cesión de dominio. No sólo se obvia la historia diplomática del conflicto, sino también las medidas ya acordadas por el Gobierno de España; novecientos millones hay previstos en diversas actuaciones en el Campo de Gibraltar; poniendo en evidencia el sesgo partidista del discurso. Una senadora de una de las mareas de Podemos, advierte al senador Landaluce de que "la defensa de la soberanía no puede convertir Gibraltar en el Campo de Gibraltar". Es tan elemental que hasta un antisistema se percata.

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