Mientras estamos vivos, el tiempo nos sumerge en un juego de ilusiones que nos hacen creernos invulnerables a la vez que eternos.

Mientras estamos vivos tenemos tiempo para todo, menos para vivir. Nos preocupa más que dirán, que qué pensar y sentir, despilfarramos la oportunidad de vivir. Sin embargo, un solo instante, un segundo que lo paraliza todo mientras nuestra salud se fractura, ese instante en el cual la vida se dilata y el tiempo nos remueve de nuestros asientos de espectador para hacernos ser, por fin, protagonistas.

Es el instante donde se escurre entre los dedos toda nuestra salud y se abre ante nuestros ojos la profesionalidad de los servidores de la sanidad pública.

El espíritu de la propia Constitución, en su Art. 43 defiende el derecho fundamental a la salud, defender la Constitución Española no es ondean la bandera o apelar a ella para defender los intereses políticos de una derecha que ni la defendió ni la apoyó.

Sanidad

En 1986 se aprobó la Ley General de Sanidad, en la que se ponen las bases legales para la Universalización de la atención sanitaria. Ernest Lluch (ministro socialista que impulsó esta Ley) el 18 de febrero de 1983 en la II Legislatura del Congreso proclamó: “El Planteamiento general de nuestra política está basado fundamentalmente en crear un servicio de salud integrado que extienda a todos los ciudadanos la atención a la misma. Tal política se basará en la promoción de la salud, en la prevención individual y colectiva, en la atención primaria, en la asistencia eficiente, para ello se reformará la administración sanitaria y la promulgación de las leyes básicas de defensa del consumidor, de sanidad, del medicamento y de sanidad alimentaria”.

En febrero de 2020 (37 años mas tarde) nunca ha estado mas vigente ni el espíritu, ni sus palabras, hoy por hoy tratamos de defender la universalización de la atención snaitaria, ya no estamos reclamando mejoras, nuevas especialidades o inversiones, se trata de poner freno al desmantelamiento de la sanidad publica (y de la educación) que es objetivo político de las derechas que están al frente de las Instituciones Andaluzas.

Convivimos en una sociedad democrática, constitucional, que nos garantiza Igualdad y Derechos, sin embargo, están siendo amenazados por la política de desgaste y deterioro a la que se está sometiendo la administración sanitaria: colapso en la atención, recortes y falta de inversiones y una gestión indolente ante las necesidades profesionales, con el objetivo que se imposible atender de manera adecuada y pueda promocionarse una sanidad privada a la que no todos/as tenemos acceso.

En pleno siglo XXI nos vemos obligados a defender Derechos Sociales que habíamos conquistados y que nos aseguran igualdad de oportunidades para todos y todas.Frente al desmantelamiento progresivo de la Sanidad Pública, frente al empobrecimiento de los servicios públicos sanitarios, debemos exigir nuestro derecho fundamental a la salud y a la adecuada atención sanitaria. La peor gestión de la sanidad publica es aquella que no garantiza el mismo trato a toda la población.

La comarca del Campo de Gibraltar no iba a ser ajena a esta gestión de desprestigio, indolente y desmantelamiento de la Sanidad Publica castigando la buena labor de profesionales sanitario que con su esfuerzo garantizan una atención de calidad.Es necesario un debate que fortalezca nuestro sistema sanitario y blinde su universalidad, se trata de salud y del derecho al Bienestar. Porque en nuestra comarca esta política restrictiva conlleva: falta de personal, dificultades para obtener citas o cubrir plazas de especialidades, precariedad laboral en el sector publico sanitario. Por ello, el Servicio Andaluz de Salud debe declarar a la Comarca del Campo de Gibraltar como zona de Régimen Especial que sea capaz de cubrir y atraer a profesionales sanitarios que cubran las carencias.

Ya que mientras estamos vivos, son Arantxas, Toñis, Jaimes, Sonias, Rosas, Mari Carmen o Elenas, entre otros/as que habitan en la Unidad de Cuidados Intensivos, en los quirofanos o en la planta de Cirugía, las que garantizan nuestros cuidados con su dedicación y profesionalidad y nuestro Derecho a la salud, siendo el sostén del sistema sanitario.

En nosotros está, más allá de nuestro mayor agradecimiento y reconocimiento, apoyarlos y luchar por mantener la Universalidad del Servicio Público Sanitario.

Porque, mientras estamos vivos debemos luchar por lo que amamos con pasión y por lo justo con convicción.