Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Fuera máscaras

En una sociedad enla que primamos la inmediatez, se hace cuesta arriba pensar que nos queda un largo trecho

Cada uno de nosotros nos manejamos en el día a día como podemos para mantener el tipo y llegar a casa sin rasguños, pero es en las situaciones de crisis o de alarma como la presente cuando toca quitarse la máscara y afrontar las dificultades sin abalorios que nos lastren. El coronovirus nos ha sumido en una pandemia sin precedentes recientes y con unas consecuencias que apenas si estamos comenzando a vislumbrar. Desde el primero hasta el último, todos nos vemos concernidos en la solución de un problema global cuya solución exige desde pequeños gestos cotidianos a grandes medidas que deben adoptar nuestros gobiernos. Es tal el aluvión de noticias, emborronadas por multitud de bulos, que la cifra de 195 muertos en España -a la hora en la que escribo estas líneas- y los miles a escala mundial ha quedado casi en un segundo plano.

En una sociedad en la que primamos la inmediatez y en la que la satisfacción de nuestras necesidades las resolvemos con un teléfono móvil en la mano, se hace cuesta arriba asumir que nos queda un largo trecho para normalizar la situación, pero no es momento de trazar fronteras, ya sean ideológicas o territoriales. Están en juego las vidas de todos, sin excepción, y quien quiera librar una peleíta más con el Gobierno de España a cuenta de esta crisis deberá esperarse a que salgamos de ella. Esto no significa ni mucho menos que el Ejecutivo cuente con carta blanca. Este debe y deberá demostrar que sus decisiones están guiadas por los criterios de los mejores expertos y actuar siempre con total transparencia si quiere hacerse acreedor de la confianza de los ciudadanos.

Desde estas líneas, mucho ánimo al personal sanitario de los centros públicos y privados, cuyos miembros trabajan codo con codo para salvar nuestras vidas, echando más horas que un reloj y anteponiendo el cuidado de los enfermos a cualquier otro interés. A los trabajadores de los mercadonas, carrefoures, supersoles, plazas de abastos y tiendas de alimentación por aguantar con tanta paciencia la marabunta de clientes a la búsqueda de rollos de papel higiénico, pizzas precocinadas, hamburguesas o frutas. También a los estanqueros, por su resistencia numantina al frente de sus negocios y suministrar las dosis de nicotina necesarias a tantos amigos. Al Consejo de Hermandades y Cofradías de La Línea y, especialmente, a su presidente, Juan José Correa, por haber tomado la iniciativa de suspender la celebración de las procesiones de Semana Santa en la ciudad para evitar la propagación de la enfermedad, sin necesidad de esperar a ver qué hacía Sevilla o tener el plácet del político de turno. A Alejandro Sanz, Javier Ruibal y tantos artistas del #yomequedoencasa por tener la iniciativa de ofrecer conciertos gratuitos en streaming para hacer más llevadera la cuarentena. Y a los colegas periodistas, por su empeño en informar con rigor, por seguir peleando por dar primero la noticia sin caer en el alarmismo, por desmontar los bulos y por demostrar más que nunca la necesidad de su existencia.

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