¿Pero, en qué manos estamos?

Con tal desconocimiento de la comarca no podemos aspirar a que se aclarensus pobres entendederas

No quiero herir susceptibilidades entrando en detalles de proximidad que podrían dar una idea de las causas del mal causado en lo que a Gibraltar se refiere: políticos que ahora levantan la voz tras años de silencio irresponsable y españoles varios para los que España no es mucho más que un lugar de residencia en el que pertrechar la estancia y la pitanza. Paso de largo por esas presencias, que son lamentables y funestas ausencias, y me detengo en la inopia de algunos sujetos afectos al territorio; que sería un coto cautivo de la colonia sin la atención que le prestó el ministro Fernando María Castiella (1907-1976), brillante jurista, catedrático de Derecho Internacional Privado y embajador de España.

El diario El País publicaba el día 6 de febrero de 1977, una crónica titulada "Castiella, una breve excepción a la ausencia de política exterior española". En ella se recogían las más que acertadas palabras de Marcelino Oreja, ministro de Asuntos Exteriores (1976-1980) entonces: «El Estado español ha carecido de una auténtica política exterior en los dos últimos siglos de su historia ( ... ). Castiella supone, precisamente, una de las pocas excepciones, un raro momento en el que se pretende planificar ordenadamente una actuación permanente». Pronunciadas en el homenaje que a Castiella le rindió la ciudad de San Roque, siendo alcalde el inolvidable regidor Francisco Jiménez, que entregó a la viuda las siete medallas de oro que los siete ayuntamientos del Campo de Gibraltar (CdG) concedieron en su día al ministro.

Para el actual titular de Exteriores, Borrell, el CdG es "una planicie de subdesarrollo" (Europa Press, 13.09.2018; v. tb. Europa Sur ) y para su antecesor García Margallo (El Mundo, 15.10.2018) "el Campo de Gibraltar se encuentra, desde hace muchos años, en una situación lamentable". En esas manos estamos y en esas estuvimos. Sin que sea necesario acudir hasta Moratinos para rematar la estúpida ignorancia de esos mandatarios incapaces de comprender la realidad de la zona. Con tal desconocimiento de una comarca que tiene una renta media bruta superior en un 6% a la de Andalucía y habiendo tenido ocasión de recorrer, de la mano de sus alcaldes, el territorio que alberga algunos de los más atractivos destinos turísticos del mundo, el primer polígono industrial de Andalucía y el más importante de los puertos de España, no podemos aspirar a que se aclaren sus pobres entendederas.

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