Qué manera de soñar

Ojalá se sepa aprovechar esta ola de algecirismo y el Algeciras se funda aún más con la ciudad

Y no pudo ser. Y haciendo mío lo que Sabina dijo de su Atleti, qué manera de soñar, qué manera de aprender, y qué manera de sufrir. El Algeciras no se trajo la victoria de Almendralejo ni volvió a la Segunda División A que tan cerca estuvo. Pero se soñó, se aprendió y se sufrió. Como siempre y como nunca.

Y de esta masiva romería, los algeciristas nos trajimos un montón de sentimientos entremezclados. El orgullo por la excelente temporada que han culminado los de Salva Ballesta; la frustración por haber acariciado el sueño; la rabia por padecer de nuevo las injusticias del fútbol; la esperanza que esta temporada sea la que inicie un nuevo periodo de brillantez y estabilidad.

Un equipo por el que nadie daba un duro a principio de temporada, y que acabó primero de su grupo, y que cuando parecía que iba a caer, consiguió dos memorables victorias en La Línea y en Murcia, rompiendo todas las apuestas y demostrando que había que confiar en ellos hasta el final. Con un modesto presupuesto y en una temporada clave de reestructuración del fútbol, supo utilizar sus armas como nadie, la del pundonor, la del esfuerzo y la humildad, la del compañerismo, todo bajo la magistral dirección del míster.

No olvidemos que ya se había conseguido un ascenso, a la Primera RFEF; y este éxito no nos puede saber a poco por el final amargo del partido del sábado. Cierto es que lo tuvimos y que por unos minutos ya nos vimos de nuevo en Segunda División A, pero también es verdad que en frente teníamos un gran equipo en lo deportivo y en lo no deportivo, y es difícil luchar contra los elementos. Es injusto que un filial le quite a una ciudad como Algeciras estar en el fútbol profesional, pero ya saben usted cómo se cuece esto.

Pero aprendamos de ello, y que las temporadas venideras sean de disfrute y estabilidad, consolidando el proyecto en lo institucional, económico y deportivo. Seguro que más pronto que tarde volverá la oportunidad que tuvimos el sábado, y que entonces no tengamos un club en tan precaria situación como la que sobrellevamos desde hace tanto, y sí con la ambición y los mimbres para subir y quedarse, y para aspirar a más.

Y ojalá se sepa aprovechar esta ola de algecirismo y el Algeciras se funda aún mas con la ciudad, ganando nuevos aficionados, y que el orgullo de presumirse algecirista llegue cada día a más. Desde luego, el masivo desplazamiento de la afición albirroja a Extremadura en las circunstancias actuales quedará en los anales de la historia del club.

Muchas gracias al equipo y al club por esta magnífica temporada, y seguid haciéndonos soñar.

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