Las malas artes

Tus mismos socios se encargan de hacerte la cama en cuanto les dan la oportunidad

En la política, el navajeo y las malas artes son de uso común y generalizado. Parece como si las miserias encontraran acomodo en ese quehacer, hasta el punto de que se celebren los buenos consejos de los perversos y se tenga a Maquiavelo como fuente de conocimiento. "Maquiavélico", "política" y "político" han ido adquiriendo, con el tiempo y la consolidación, una lectura peyorativa. No faltan ejemplos pero, puestos al día, la observación de lo que está pasando con la expresidenta Susana Díaz, es el que más tenemos a mano. Por no valer, no le vale ya ni la tabernuca ni el supermercado que frecuentaba en El Tardón, el barrio sevillano sujetado por Triana y Los Remedios, que tan asociado estuvo a sus comportamientos de proximidad. Como suele ocurrirles a los progres, también ella se ha vuelto conservadora cuando ha tenido algo que conservar. Pero no es tanto advertir ese progreso en el que progresan los que a sí mismos se llaman (equívocamente) progresistas, cuanto contemplar el montaje del acoso y derribo que le están aplicando sus compis. Yo de ella les espetaba un sonoro: ahí os quedáis.

No es necesario acudir a los rivales, ni siquiera al enemigo, tus mismos socios se encargan de hacerte la cama en cuanto les dan la oportunidad. En la derecha, donde el navajeo adquiere las cotas más altas, se dice: "a las trincheras, que vienen los nuestros". Y es que en la derecha, la gente, aunque un poco más educada, también porta mochila con su mijita de mister Hyde. La (buena) educación hace más soportable el mal. En los ambientes académicos, que tanto he frecuentado y durante tantos años, no falta el navajeo ni la perfidia; están en la condición humana. Pero en esos escenarios no son tan ostensibles ni se practican con tan malos modos como en la política; los actores han sido mejor seleccionados.

Habiéndolo vivido, siempre he tenido cerca de mí una frase hecha muy sugerente. Es de un ilustre colega francés, Pier-Paul Grassé, y está tomada de su celebrado ensayo: Toi, ce petit dieu ("Tú, ese pequeño dios", 1974), que no tengo noticias de que haya sido traducido: "Je regrette d'avoir à le dire, les savant ne sont nulement les depositaires de la sagesse. Quiconque a assisté à un Conseil de Faculté en est convaincu" (Lamento tener que decirlo, los sabios no son, de ningún modo, los depositarios de la sapiencia. Cualquiera que haya asistido a una Junta de Facultad está convencido de ello).

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios