Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

Somos el mal

La culpa colectiva es la negación de la libertad individual. Cada uno debe asumir sus propias responsabilidades

El diablo personifica el mal que anida en todos y cada uno de nosotros. Pero sólo en nosotros, los europeos. Especialmente si somos cristianos. Particularmente si pertenecemos a algún país que haya sido un imperio a lo largo de su historia y sobre todo si tienes cerca un tonto analfabeto y manipulable. Y estos, últimamente, eclosionan como las setas tras una tarde lluviosa de otoño. Si en el Medievo se decía que íncubos y súcubos tenían trato carnal con mujeres y hombres, ahora el diablo se personifica en nosotros, los europeos. Mírense al espejo y avergüéncense. No hay un europeo que no muestre la mirada lujuriosa de un tratante de esclavos. Atesoramos la ira del conquistador sanguinario, la soberbia del colonizador y la envidia ancestral ante aquellas magníficas civilizaciones doblegadas y asoladas. Nos consume la avaricia del explotador, la pereza del cacique y la gula del hambriento enriquecido. Europa es el mal.

Decir que mayas, aztecas o incas realizaban sacrificios humanos que prohibieron los españoles, sólo demuestra incomprensión hacia sus peculiaridades culturales y prueba como impusimos nuestra barbarie. Si la esclavitud fue el negocio más lucrativo de los corsarios berberiscos durante siglos fue porque la pérfida Europa cristiana no les dejó otra opción para ganarse la vida. Los otomanos aún vendían esclavos durante la I Guerra Mundial pero era una esclavitud diferente a la de los campos de algodón y la zafra de caña. Los harenes eran exóticos. Si te matan por ser cristiano en algún lejano país la culpa es tuya por provocar. ¿A quién se le ocurre? La historia del resto del mundo es edénica y pacífica. Europa es el mal.

Analizar el pasado con criterios actuales demuestra una absoluta inanidad intelectual. Si somos incapaces de entender cómo nuestros antepasados fueron capaces de superar lo que creyeron inmoral o ilegítimo hasta conformar un mundo como el actual en el que todo aquello es inadmisible no hemos entendido qué significa la civilización. Nadie es responsable más que del mal que el mismo inflija, jamás del que generen o provocaran otros. La culpa colectiva es la negación de la libertad individual. Cada uno debe asumir sus propias responsabilidades. La historia tiene claroscuros, pero Europa ha ofrecido al mundo el sentido de la libertad individual y la democracia o la idea de la igualdad entre todos los seres humanos. Y por eso no vamos a disculparnos.

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