QUÉ pena no haber estudiado más aritmética! Ahora se da una cuenta lo útil que pueden ser unas nociones sobre reducciones de cuota fiscal, tipos de interés, superávit en el producto interior bruto, hipotecas de alto riesgo, circulación en la zona euro,ý

Después de una semana de pánico, con la amenaza del descalabro bursátil, la tiritera del Ibex 35 y sucesivas jornadas de crisis en los parqués asiáticos y comprender que todo eso -aunque tiene algo que ver con la bajada de las ventas de las viviendas- no se refiere a la carestía de los complementos de teca del jardín -¡uf!-, resulta que nos sobra el dinero.

La economía se había desinflado -por lo visto ocurre si se compra menos de lo que se prevé- más que nada porque la gente no llega con el salario y entonces se entra en una espiral fatídica que acaba con la subida del precio del barril de petróleo -invariable- y, por tanto, del kilo de pollo. La evocación del jueves negro pendía sobre nuestras cabezas como un agujero en la capa de ozono. Sin embargo, el gobierno nos promete 400 euros a cada contribuyente porque alguien ha restado sin llevarse y, por tanto, tenemos demasía.

Si una no fuera una ignorante en economía podría pensar que se trata de una estrategia, de una promesa electoral que cuesta 5.000 millones de euros; pero es indudable que debe tener otros porqués que se me escapan y, al final, seguro que la culpa de todo esto la tuvieron mis profesores de matemáticas, que no fueron capaces de despertar en mí el interés por los asuntos del mercado, con la sola excepción de las rebajas.