7.000 kilómetros

Quiero poner en valor el arrojoy la solidaridad de ese grupo de algecireños que han partido ala frontera polaca con Ucrania

Decía Drexler que cada uno da lo que recibe, luego recibe lo que da. Y esta semana hay algunos de aquí que han dado muchísimo, y no puedo dejar pasar esta ventana que me brinda Europa Sur, para darles las gracias por su impresionante labor.

Analistas de la Guerra de Ucrania somos todos. Y el análisis sobre la inhumana invasión perpetrada por Rusia, a todos nos ocupa la boca en nuestras conversaciones. Pero luego hay gente que se arremanga de verdad, y que invierten su tiempo, su energía y su dinero en ayudar de verdad al pueblo ucraniano. Aquellos que han perdido su casa y su vida diaria han visto cómo los hombres de la casa han tenido que partir al frente, han sufrido noches de terror en refugios, o directamente han sido asesinados por el ejército ruso.

Por eso hoy quiero poner en valor el arrojo, la solidaridad, la generosidad y la valentía que ha demostrado un grupo de algecireños que desde el sur del sur, y sin pensárselo demasiado, se pusieron rumbo a la frontera de Polonia con Ucrania la pasada semana. Siete mil kilómetros de asfalto entre ida y vuelta, que no pueden frenar esos corazones tan grandes. Muchos países por delante que atravesaron con la satisfacción que significa que su esfuerzo ayudará, sea menos o sea más, a algunos niños que realmente lo necesitan, víctimas de este horror. Y me consta que han conocido el sufrimiento de esos damnificados de primera mano.

Antonio Jesús, Jorge, José María, Óscar, Enrique, Jorge también, son sus nombres. Hay que sentirse orgullosos de que haya en esta ciudad gente así, aunque sé que ninguno de ellos ha emprendido este larguísimo viaje con afán de reconocimiento. Han llevado medicinas, ropas de abrigo, alimentos, productos infantiles a un centro de refugiados gestionados por la Compañía de Jesús, en Cracovia, y van a emprender el viaje de vuelta trayendo a Algeciras a familias que aquí serán ayudadas por otros.

Desde luego que cada uno pone su grano de arena y otras tantísimas personas y asociaciones han colaborado, aportando el material a donar, o acarreando el mismo, o aceptando a una familia de acogida temporalmente en su casa, o dando apoyo en las labores de recepción de los refugiados, que también han llegado en autobús. Todos ellos demuestran tener ese espíritu solidario que impera en esta zona, por mucho que fuera de nuestra comarca algunos piensen que aquí hay narcos y poco más. Pues a dichos ignorantes solo les digo que nadie en la Península Ibérica, y probablemente en Europa, habrá viajado de tan lejos para ayudar a esta marea de refugiados como los de esta tierra.

Amigos, cuidado en la carretera de vuelta. Sois grandes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios