El trasmallo

De / Quino / López / Jjlopez@europasur.com

Nos juzgarán

LO más inquietante de las estatuas es su inmortalidad. El viento las acaricia, a veces las golpea con furia, pero los segundos las atraviesan como si fueran fantasmas antes de perderse en fila en el éter. Lo más peligroso de las estatuas es que están ahí para juzgarnos. En Algeciras pasan los minutos por el héroe de guerra, el caudillo sanguinario y el militar que oprimía al pueblo, pero también por el guitarrista sublime, el apasionado bibliófilo y el poeta sobrehumano. Todos (o casi) están ahí por el antojo del político. Lo sufrió Pepe, el maestro, al que le costó media vida una imagen del cura bueno. Pasarán los siglos y las personas a las que representan cambiarán a los ojos de los demás, pero la piedra seguirá ahí, vigilándonos. Y lo peor es que un día alguien les quitará la tierra de encima, descubrirá quiénes eran y a la luz de un nuevo milenio pensará que los que las construimos éramos unos seres bastante extraños.

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