No consigo familiarizarme con esa común creencia de que "huir es de cobardes", idea que lleva implícita que los valientes se enfrentan. Depende de lo que huyas es posible que hacerlo sea de valientes. La huida es un mecanismo de autoprotección o defensa natural; vista de este modo, en muchas situaciones es la huida la mejor manera de protegernos. Así que deberíamos explicarles bien a los niños y niñas eso de que huir es de cobardes ya que en interacción con depende qué tipo de personas la huida es el mejor modo de protegerse. Y si lo analizamos con detenimiento llegaremos a la conclusión de que en muchas ocasiones huir es mejor que caer.

Bien es verdad que la huida no siempre es la respuesta cuando queramos hacerlo de alguien o de algo porque ese alguien o algo irán con nosotros allá donde huyamos. Los cambios, las decepciones, los miedos… nos harán sentirnos inseguros; reconocer que queremos huir ante estas situaciones quizás sea el primer paso para seguir adelante y afrontarlas. La verdadera supervivencia se hallará entonces en volver al lugar del que queremos irnos e intentar hacer lo que no habíamos hecho.

"Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa sí es segura: cuando salgas de esa tormenta no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata esta tormenta". Haruki Murakami

Lo realmente complicado es huir de los fantasmas que tenemos dentro. Y es que a esos, para vencerlos, hay que plantarles cara y ponerles nombre. Y es que por mucho que corras, tu verdadero "yo" siempre te alcanzará. Así que, en estos casos de huida lo más recomendable, principalmente, es hacerlo hacia adentro. Cerrar los ojos y escuchar en silencio todo el ruido interno. Es así como descubres que nada en este mundo permanece estable, y es curioso porque cuando más quietud existe más cuenta te das de este estado de mutabilidad.

"La meditación te enseña a no querer ir a ningún lugar distinto del que se está. Solo hay que pararse, callar, escuchar y mirar; aunque pararse, callar, escuchar y mirar-y eso es meditar- se nos haga hoy tan difícil y hayamos tenido que inventar un método para algo tan elemental. Meditar no es difícil; lo difícil es querer meditar". Biografía del silencio. Pablo d'Ors.

Eso sí, para sentarse a meditar hace falta una extraordinaria humildad.

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