Con el país sumido en una espiral de rebrotes y contagios que no sabemos a dónde nos llevará, con la vuelta al colegio de millones de niños convertida en una bomba de relojería que tiene a las familias en vilo, con una situación económica que no da signo alguno de revitalizarse sino todo lo contrario, con la plasmación en el día a día de que tener 17 sistemas sanitarios y 17 modelos educativos y un Gobierno ausente de cualquier coordinación es una mala idea que necesita revisión. Con todo esto y con muchos más problemas graves que podríamos colgar del árbol horrible de la pandemia, el debate nacional, en los medios y en el Parlamento, vuelve a estar condicionado por los líos de los partidos, las denuncias cruzadas y la judicialización de la política. En Madrid no se habla de otra cosa, que diría el Luis María Anson de sus ya lejanos días de gloria, y los medios capitalinos han vuelto a entrar en bucle excitados por las revelaciones, ciertamente golosas, sobre los manejos de la trama que se creó en el Ministerio del Interior para espiar a Bárcenas con Villajero, cómo no, de por medio, con sus mensajes de móviles, conversaciones grabadas y lo que haga falta. Y por si con esto no bastara, la financiación irregular de Podemos, los manejos de Corinna y lo que tenga que venir.

No es la primera vez que pasa ni será la última. De pronto, el Madrid que presume de enterado entra en éxtasis con sus líos políticos y judiciales surgidos en las cloacas de los partidos y de los gobiernos y se olvida de todo lo demás. Mientras tanto, el país real, que cada día está más lejos del oficial, sigue a sus cosas con sus preocupaciones de cada día que ahora son más graves de lo que lo habían sido en muchos años. Para la gente normal, la gran incógnita no es si la marea alta de porquería que se está formando va a llegar hasta Mariano Rajoy o si el eternamente bisoño Pablo Casado va a ser capaz de capear el temporal. La gran incógnita para cualquier familia es saber cómo van a ser los meses durísimos que se avecinan.

Por eso en tiempos como estos adquieren su verdadera importancia los medios locales y regionales como el que usted está ahora leyendo. Porque sin quitarle dimensión a todo lo que pasa le van a hablar de lo que de verdad afecta a su vida, de los problemas que tiene más cerca. No lo van a distraer con fuegos de artificio por más espectaculares que sean.

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