Más guerrilleros para el Campo de Gibraltar

Esta es la juventud que va a tirar del carro y que luchará por alejar a la comarca de cualquier lastre social que nos etiqueta

TUVIMOS que parar algunas veces en carretera. El traqueteo de la furgoneta, las estrecheces con jugadores de baloncesto tan grandes que ya no sabían cómo colocar las piernas entre los asientos y los miles de kilómetros por toda España nos obligaban, algunas veces, a detenernos un poco porque los muchachos se mareaban. Mientras el equipo devoraba los kilómetros para ir a jugar de una a otra ciudad del Norte, Sergio y otros jugadores seguían sus clases online de la Universidad para compatibilizar su actividad como deportistas profesionales y jóvenes estudiantes universitarios.

Sergio es mi hijo y ayer, cuatro años después, se graduaba en un acto pulcramente organizado por la Escuela de Magisterio Virgen de Europa en el Palacio de Congresos de La Línea. Atrás, por el momento porque nunca dejará de formarse, han quedado los sacrificios realizados hasta alcanzar su objetivo y, al igual que todos los padres del planeta, me emocioné viéndolo sonriente y feliz a la salida en compañía de su promoción.

Ha sido un último año durísimo para todos con la presencia del virus: plataformas online, teletrabajos, aislamientos, burbujas, vacunas contrarreloj y, en nuestro caso, la lucha contra algunos positivos y antígenos semanales para afrontar con garantías una Liga sacada adelante gracias al compromiso de todos. Por eso, llegar a finales de junio y ver a las puertas del Palacio de Congresos a todos esos jóvenes con sus bandas verdes de graduados, me hizo sentir bien porque sé del sacrificio realizado durante la travesía. Esta juventud sí nos representa. Ésta y las que han seguido y siguen carreras y formaciones profesionales de distintas ramas educativas. Esta es la juventud que va a tirar del carro en las próximas décadas, preparada, con una visión actualizada del mundo y que luchará para alejar a nuestra comarca de cualquier lastre social que nos etiqueta.

Entre nuestros jugadores tenemos a sicólogos y economistas que ya ejercen su actividad profesional y, dentro de muy poco, llegará el turno de graduación de ingenieros, abogados y técnicos superiores de diferentes materias, deportistas que se han esforzado el doble para poder cumplir con sus cuatro horas diarias de entrenamientos y las exigencias de sus respectivas carreras. Ayer me emocioné escuchando a los muchachos cantando el "Gaudeamus igitur" y pensé, "anda, venga, otra camada de gladiadores que se lanza al mundo con alegría para devorar la vida". Siempre me conmueve ese soniquete en latín porque me recuerda a mis años de universitario pero, ayer, ese himno me supo a gloria porque lo cantaba mi Sergio. Y, qué cojones, todo padre tiene derecho a ser feliz cuando su niño sonríe.

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