En la guerra no hay justicia

Ucrania nos obliga a pensar para no volver mil veces a la casilla de salida

La extrema derecha vincula libertad al derecho a la autodefensa; tener un arma es decisión libérrima para usar justificadamente, así es la perorata iterada y entendible desde una perspectiva emocional. Cuando un político defiende esto no tenemos ninguna duda de su peligrosidad, porque es exactamente al revés (de ahí lo faccioso): la libertad ocurre cuando perdemos el derecho a ejercer la violencia cedida a un Estado, en el que se den las garantías para una vida digna. Noto una cierta retroalimentación condescendiente y lo comprendo, lo cierto es que este Estado supranacional garantista hoy no existe, por tanto la política internacional, maquillada, no es más que una selva de intereses cruzados con víctimas de todo tipo. Para mí el papel de un intelectual es no generar daños con sus ideas, si puede; me sorprende que sorprenda que un humanista defienda la paz, eso muestra el nivel de podredumbre e incultura de nuestra sociedad. Ucrania nos obliga a pensar para no volver mil veces a la casilla de salida, hay que demostrar coherencia argumentativa y no encender; lo difícil y arriesgado en este oficio es la independencia crítica, no trabajar de parte: pensar, porque ya se encargan otros de guerras y dineros. No dar las soluciones pero proponer reformas posibles para evitar lo que ocurre hoy; dejemos pensar, cada cual con su trabajo.

En nuestra legislación la violencia ¿está eliminada o regulada? Postular, dada nuestra aparente unidad "contra el mal", una conferencia mundial con acuerdos vinculantes que erradique la guerra legal, en favor de una "policía" internacional que garantice el orden y la defensa, controlando el flujo del dinero y el aislamiento de los países "alegales", ha de compaginarse con la defensa de las víctimas de hoy, incluida la opción militar si sirve para paliar y no acrecentar el horror.

En 1936 el Estado español desapareció en favor de una dictadura porque los interesados en el golpe lo financiaron con préstamos internacionales que se debían recuperar, de ahí la no intervención y el paseo militar, sostenido tres años, para ejecutar un genocidio planificado. No preguntemos más, el dinero busca su engorde indiferente al sufrimiento. La Humanidad debe dar un salto cualitativo para que la política entre Estados sea tan legítima y garantista como la que se da entre nosotros, ciudadanía. Seres humanos por encima de intereses estratégicos. Por fantasioso que suene ¿cuál es la alternativa? ¿La Tercera Guerra Mundial? Eso es locura peor.

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