El grand slam del Covid

A un lado de la pista Novak Djokovic, que se ha negado a vacunarse, y en el contrario su gran rival Rafa Nadal

El tenis ha saltado de las pistas a la política. No es en este partido prioritario el interés por quién mantiene más tiempo en funcionamiento la pelota; ahora el ataque se ha trasladado a un juicio por un comportamiento negacioncita de Djokovic frente al de Nadal, el aplicado que obedece "a quienes saben". A un lado de la pista Novak Djokovic y en el contrario su gran rival Nadal. Desde que al tenista serbio se le denegó el visado para entrar en Australia el debate sobre la obligatoriedad de vacunarse para entrar en un país está en boca de los partidos políticos que, como Vox, alaban a Djokovic por su negativa a vacunarse. El tenista de Manacor navega siempre sobre el debate perfecto. Lidia las polémicas que le pueden sobrevenir con la habilidad de un piloto aterrizando la nave sin herir a nadie. Pero, Vox ha reaccionado contra el tenista español advirtiéndole que "debería dedicarse a jugar al tenis y ya está". En España, ni en el mundo se le impide a nadie expresar libremente sus opiniones. Rafa ha sido claro y hasta diplomático: "si quisiera, estaría jugando sin problemas en Australia. El ha tomado sus propias decisiones y todo el mundo es libre de tomar sus propias decisiones, pero entonces hay consecuencias". Dentro de la firmeza de sus palabras ha sentido algo de lástima por Djokovic, pero ha incidido en que él sabía las condiciones desde hace meses. Es decir, la pelota se la ha lanzado al otro lado de la pista sin perder el pulso de esta delicada partida. Aún países como Francia se debaten en querer imponer la obligatoriedad de vacunarse contra el Covid y en España ni se intensifica esta cuestión. El 90% estamos vacunados. No cabe valorar imponer una ley que obligue a los no vacunados relajados, incluso los negacionistas a hacerlo. Se deja como consejo. Solo hay que pensar en que hay vacunas obligatorias para viajar a India o Camboya donde no se puede entrar sin haberte inoculado contra la polio o la fiebre amarilla. O África, donde, todos los que visitan este continente, se vacunan contra la malaria y nadie protesta. Si no lo haces no te es permitida la entrada. Así, como dice Rafa Nadal, cada uno toma sus propias decisiones y, todo el mundo es libre de hacerlo. Cuestión distinta es que tengan a Novak Djokovic, prácticamente retenido, sin su móvil ni posibles contactos, en una habitación aislado sin saber resolver un asunto que ha saltado de las pistas, otra vez hacia quienes no saben resolver, dos años después, un tema que debe terminar antes que este propio Grand Slam.

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