La presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, la señora Elisenda Paluzie, considera positiva la violencia callejera porque "hace visible" el conflicto catalán. Con un tono tranquilo y educado propio de su imagen de sólida burguesía catalana afirmó: "El mundo es así. Son estos incidentes los que hacen que estemos en la prensa internacional de manera continuada". A la pregunta de si consideraba que tenía algo positivo la lucha callejera que ha ocasionado tan cuantiosos daños materiales y 600 heridos, entre ellos un mosso grave, dijo: "Ya veremos; puede tener aspectos positivos y negativos pero la principal responsable es la violencia del Estado condenando a un movimiento pacífico y democrático a penas de dos dígitos por (…) intentar la independencia por medios pacíficos y democráticos". Y se quedó tan amable, burguesa y discretamente a gusto. El fanatismo más terrible es el que se reviste de buenas y educadas maneras. Porque tras él están los violentos. Son dos caras de una misma moneda.

Supongo que para esta correcta y educada señora también es positivo que muchas autoridades académicas y profesores hayan alentado la huelga indefinida que pretende paralizar las universidades catalanas, que las autoridades públicas sean incapaces de garantizar la integridad física de los alumnos que no quieran secundar la huelga y por ello la Pompeu les haya recomendado que no acudan al campus "por cuestiones de seguridad", que esta y otras universidades hayan dispuesto "medidas de flexibilización del sistema de evaluación" y "evaluación única" saltándose los exámenes parciales y las asistencias para dar facilidades a los huelguistas.

Todo esto le parecerá positivo a la señora Paluzie; y más aún que alumnos encapuchados impidan violentamente el acceso a los compañeros que no querían hacer huelga. La violencia da audiencia. Más si los encapuchados les parten la cara a los alumnos que quieren entrar. Más visibilidad para el conflicto. Cuanto peor, mejor. La famosa frase que tanto gustaba a Lenin se cumple aquí. Sólo les queda la huida hacia adelante. Están instalados en la irracionalidad. Pero tras ellos vendrán los negociadores a recoger los frutos y Cataluña recuperará su tan alabada cordura pragmática -el seny- y sacará beneficios de esta crisis que pagaremos todos. No van a matar a la gallina independentista que desde hace tantos años pone huevos de euros.