Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

El futuro (inmediato) del Puerto de Algeciras

Lo más razonable sería acompasar la implantación de esa ecotasa a la progresiva renovación de las flotas

Posiblemente y si las cosas no se tuercen, el Puerto de Algeciras volverá a rondar en este confuso y alterado 2021 los cien millones de toneladas de mercancías despachadas, una marca psicológica que le permitirá seguir a la cabeza del sistema portuario español. El futuro, sin embargo, se presenta tremendamente incierto para nuestros muelles debido a la suma de una larga serie de problemas enquistados desde hace demasiados años y a la aparición de otros nuevos cuya combinación da como resultado una tormenta perfecta a la que hay que anticiparse en la medida de lo posible. El último de los obstáculos surgidos, de enormes proporciones, es el proyecto de reforma de la directiva europea para reducir las emisiones de los buques de mayor tonelaje.

Lo cuenta de manera minuciosa Alberto Rodríguez hoy, en Europa Sur, a partir de un informe elaborado por la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras (APBA) que ha servido de base para presentar las correspondientes alegaciones al proyecto de la Comisión Europea. De aplicarse esa directiva sin miramientos no se reducirían las emisiones en nuestro ámbito geográfico, el Estrecho: tan solo se desplazarían unos kilómetros al sur, ya que los grandes portacontenedores atracarían en Tánger-Med en vez de en el Puerto de Algeciras. En concreto, se desviaría desde este último hasta los muelles norteafricanos el 60% de las operaciones de transbordo de contenedores, con pérdidas de 300 millones de euros anuales y miles de puestos de trabajo en el alambre.

Si Europa no quiere poner la soga al cuello a sus grandes puertos -Tánger-Med tiene su analogía en los puertos británicos, fuera también de la UE- y a toda la cadena logística dependiente de ellos, lo más razonable sería acompasar la implantación de esa ecotasa sobre el transporte marítimo a la progresiva renovación de las flotas por parte de las navieras, con motores más eficientes y ecológicos, de tal forma que amarrar sus barcos en Algeciras no les suponga un sobrecoste.

La APBA, además, tiene ante sí el reto de lograr la complicidad del conjunto de administraciones, aunque más bien deberían ser todas ellas las que asumieran motu proprio su papel de cómplices del Puerto de Algeciras. No se trata solo del tren, aunque la ministra de Transportes crea que el Corredor Mediterráneo llega solo hasta Almería; es también la perentoria ampliación de los muelles hacia Isla Verde exterior para mirar de tú a tú a Tánger, la necesidad de acordar la ubicación de un nuevo fondeadero, de ampliar la plantilla de trabajadores de la APBA y de evitar en momentos tan inoportunos como el presente conflictos laborales en las terminales de contenedores. El futuro nos va en ello.

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