Al sur del sur

Javier Chaparro

jchaparro@grupojoly.com

Un futuro para el Campo de Gibraltar

La prioridad no debe ser el entendimiento con la colonia, sino mejorar, sin dependencias externas, la prosperidad del Campo de Gibraltar

Conviene atender a los discursos por aquello que dicen y por lo que callan. El pronunciado por Fabián Picardo el pasado día 10, en la conmemoración del National Day, entraba en la categoría de lo previsible, a poco que se conozca la personalidad del ministro principal gibraltareño. Picardo es un tipo sagaz que sabe tocar la fibra sensible de sus paisanos y que se mueve mejor en el conflicto que en el acuerdo. Lo que aseveró con un tono ultranacionalista y desafiante se puede resumir en que el Peñón sigue aspirando a que le sirvan la tostada untada por ambos lados, es decir que desaparezca la Verja -para poder seguir haciendo sus mismos negocios, como si el Brexit no existiera- y que la UE renuncie a controlar sus fronteras exteriores. La cuadratura del círculo, vaya.

Lo que obvió Picardo es que nos hallamos en un momento histórico para poder normalizar de una vez las relaciones entre ambos lados de la Verja. Eso pasaría, efectivamente, por la desaparición de la línea divisoria, pero también porque las dos partes acepten lealmente someterse a las mismas reglas del juego. Solo así se evitarían discrepancias como las que se mantienen desde hace décadas, por ejemplo, en materia de contrabando de tabaco o de blanqueo de capitales procedentes de actividades ilícitas. Sin embargo, a nada de ello aludió Picardo, of course, como tampoco hizo referencia a la cacareada "prosperidad compartida".

Contrasta la actitud del jefe del Gobierno llanito con la del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien en julio, nada más llegar al cargo, apostó por "crear un clima de confianza" con Reino Unido para resolver la situación en torno al futuro del Peñón. Vista la respuesta que ha tenido desde Convent Place, más nos valdría ir pensando en que el Gibrexit, tal cual lo conocemos hoy, puede prolongarse como statu quo por tiempo indefinido. ¿Merece la pena que España mueva ficha? Más pronto que tarde, Albares y el conjunto del Gobierno deben plantearse como prioridad no la búsqueda del entendimiento con la colonia, sino tomar medidas para mejorar, sin dependencias externas, la prosperidad del Campo de Gibraltar.

El Gobierno de Pedro Sánchez aprobó en 2018 un Plan Especial para el Campo de Gibraltar que tan solo se ha aplicado con eficacia en el ámbito de la seguridad y lucha contra el narco: ni el tren Algeciras-Bobadilla, ni el desdoble de la N-340 entre Algeciras y Vejer, ni la variante Algeciras-San Roque han tenido presencia destacada (casi ninguna, en verdad) en los presupuestos del Estado de los últimos años. Tampoco se sabe nada de la aprobación de la zona de Especial Singularidad, referida por última vez en junio pasado por otro ministro y ex diputado por Cádiz, Grande-Marlaska. Es más, si bien la crisis generada por el conflicto afgano ha alterado los planes del titular de Exteriores, este se comprometió a mantener este mes de septiembre una reunión con el presidente de la Mancomunidad y los ocho alcaldes de la comarca para conocer de primera mano las perspectivas de todos ellos respecto al impacto del Brexit y otras cuestiones. La buena voluntad se presupone, queda hacerla realidad.

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