Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

El funeral

Con su ausencia, el presidente Sánchez no tuvo que oír reproches de los familiares de las víctimas

Entre los defectos de los españoles no se encuentra el desprecio a los muertos. Si alguien fallece, sus allegados y conocidos, por lo menos, respetan su fallecimiento, aunque no tuvieren nada que agradecerle, deseándole que descansen en paz. Por eso llama la atención que el presidente del Gobierno no haya asistido al funeral por las víctimas del Covid-19, organizado por la Iglesia y celebrado en la catedral madrileña de la Almudena. Sí que asistieron, vestidos de riguroso luto el Jefe del Estado, S. M. el Rey, su esposa la Reina y sus hijas, las infantas, además de los presidentes del PP, Cs y Vox, de la Comunidad de Madrid y 30 obispos y arzobispos que concelebraron la misa de funeral. Excuso sus asistencia el presidente del Gobierno, Sánchez, pretextando una reunión concertada con el presidente portugués, excusa criticada por su debilidad, por no llamarla falsa, ya que sólo hacía tres días que se habían visto y que de Madrid a Lisboa y vuelta en el avión que tiene a su disposición se tarda menos que de Madrid a Aranjuez. Tampoco hay excusa válida la de no ser creyente, ya que le llevan bien la cuenta de que asistió a funerales por víctimas de ETA, del Jak 42 o del 11-M. Tampoco estuvo presente el vicepresidente primero, Iglesias, pero no se le echó de menos. La máxima autoridad del Gobierno, fue la vicepresidenta segunda, Carmen Calvo, habitual en los funerales, quizás porque le ocurre como a aquel gaditano, de semblante triste y apesadumbrado, al que sus maliciosos amigos, le pedían prestada la cara, porque tenían que ir a un funeral.

Con su ausencia, Sánchez no tuvo que oír reproches de los familiares de las víctimas, que proferían los gritos habituales de "Gobierno asesino" y "¿dónde están los muertos?". La cifra oficial del Gobierno es de unos 28.000, sin más precisión, lo que duele, pensando en la ruina y desgracia que un fallecimiento trae a la familia. Ha habido un exceso de muertos respecto al año pasado de más de 40.000, que no se consideran víctimas de la pandemia, porque no se les hizo el correspondiente test.

Para el día 16 de julio, el Gobierno prepara un funeral de Estado al que sí tiene previsto asistir el presidente y que al mismo tiempo será un reconocimiento al personal sanitario. Mezclar un funeral con una acción de gracias, es otra curiosidad que nos ofrece Sánchez, quizás para evitar abucheos como los que soportaron sus antecesores en el cargo, Aznar, Zapatero y Rajoy.

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