La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El fugado no se fuga

Tras la comedia de enredo y astracán 'La viuda casada y doncella', llega 'El fugado no se fuga'

La Justicia belga no aprecia riesgo de fuga en un tipo que comparece ante ella porque se ha fugado de su país tras saltarse a piola el Estatuto de la autonomía que presidía, la Constitución de su país, la reglamentación de su Parlamento y la citación de la juez que, lógicamente, ha dictado una euroorden de detención. Bien por el juez belga. Lo suyo suena a comedias de enredo como La viuda casada y doncella o astracanadas como El difunto es un vivo. En este caso sería El fugado no se fuga. Mientras tanto corren los días hacia el 21-D y el Consejo Nacional del PDeCAT, el partido creado para ocultar la podredumbre tras el desplome de CiU como la máscara del fantasma de la ópera ocultaba su deformidad, propone al fugado sin riesgo de fuga como candidato.

Inasequible al desaliento, que decía otro señor que compartía su desinterés hacia las constituciones democráticas, el fugado Puigdemont ha denunciado en The Guardian la "brutal ofensiva judicial" del Estado español y los "abusos inaceptables" de la Justicia española que "está al servicio" de un Gobierno empeñado en "encarcelar masivamente y criminalizar a los que promueven ideas políticas". Asegurando: "Defenderemos nuestros derechos hasta el final, porque hay mucho más en juego que nuestro futuro personal: está en juego la democracia". Lo dice como si lo sucedido el 6 y 7 de septiembre, y el 1 y el 27 de octubre, fuera una propuesta de ideas políticas y no un golpe consumado contra la Constitución y el Estatut. Lo dice como si España fuera una dictadura sin garantías legales ni separación de poderes en la que jueces al servicio del Gobierno encarcelan masivamente a los opositores. Lo dice como si no hubiera (presuntamente) delinquido. Lo dice como si el enemigo de la democracia fuera el Estado de Derecho español, y no él.

La capacidad de este fugado sin riesgo de fuga para eludir la realidad es asombrosa. Pero más asombra que tantos catalanes estén afectados por el mismo mal y dispuestos a dar sus votos a los partidos independentistas anticonstitucionales. Tanto al PDeCAT, pese a que las encuestas lo sitúen en cuarto o quinto lugar si se presenta solo, como a ERC, que se da por ganadora del 21-D, y a la declinante CUP. Los esperpénticos disparates consumados en los dos últimos meses solo les costarían unos 6 o 7 escaños que les harían perder la mayoría absoluta. Poco precio para tanto daño.

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