La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El frente doméstico

Se ha hecho obligatorio repetir la estupidez de que el terrorismo islámico no tiene nada que ver con el islamismo

Alguien debería explicarme por qué nadie duda de que las quemas de brujas y herejes -de España a Dinamarca, de Suiza a las colonias americanas del norte y el sur- SÍ tenían que ver con los católicos y los luteranos, mientras que es obligatorio repetir que el terrorismo islámico NO tiene nada que ver con el islamismo, cuando es evidente que nace de una interpretación literal de los textos islámicos y que se inserta en la intrahistoria del Islam (porque se trata no solo de los ataques contra Europa iniciados en el siglo VII y prolongados hasta el XVIII, sino de las oleadas integristas contra los musulmanes moderados). Esto es así desde el almorávide Abdalá ibn Yasin en el siglo XI o el almohade Muhammad ibn Tumart en el XII hasta el actual al-Baghdadi del EI pasando por la yihad del sudanés Muhammad Ahmed al Mahdi en 1884 o la alianza entre Hitler y el Gran Mufti de Jerusalén que alentó el Holocausto y creó la división SS Hanschar formada por voluntarios musulmanes bosnios y croatas.

Los tres episodios recientes de terrorismo en Manchester y Londres SÍ tienen que ver con el Islam. Sin embargo se acusa a quienes recuerdan estas evidencias históricas de hacer el juego a los terroristas, alimentando una xenofobia que a su vez radicaliza aún más a los fundamentalistas. Mentira. Y no se repita la simpleza de que la inmensa mayoría de los musulmanes son pacíficos. Ya lo sabemos. Pero también sabemos que todos los terroristas son musulmanes que actualizan una larga historia de violencia religiosa. Los primeros que tienen que reconocer estos hechos para aislar a los fundamentalistas son los musulmanes moderados. Pero desgraciadamente no lo hacen con la rotundidad esperable.

Razón tiene Teresa May al decir que "hay que actuar en el frente doméstico: hay demasiada tolerancia con el extremismo". Lástima que no se le ocurriera durante los seis años que fue ministra de Interior y en los que, en vez de clamar por los cambios legislativos y el aumento de los fondos para la lucha antiterrorista que permitieran actuar con mayor contundencia y eficacia contra los 3.000 elementos más peligrosos de entre los 23.000 potenciales terroristas que viven en Inglaterra, entre ellos los retornados del millar que han partido para unirse al EI, fue la responsable de importantes recortes en seguridad y dotación policial. Corbin ha sido desleal e imprudente utilizándolo en la campaña electoral. Pero no ha mentido.

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