La feria más tardía

Justo es felicitar al Ayuntamiento de Algeciras por el fomento de la fusión entre feria y tauromaquia

Desde aquel año de gracia de 1850, en que la reina Isabel II -en la mitad de su reinado- agració a la ciudad de Algeciras "con real permiso para celebrar una Feria anual en los días uno, dos y tres de junio", la Feria se ha ido desplazando y transformando. Incluso cambiando en extensión y contenidos. Ya no son tres los días sino casi nueve y, hasta hace poco, ese casi llegaba a diez y se añadía uno de resaca. Demasiado, tal vez. Los pareceres de feriantes, caseteros y autoridades no han dado para más, y en eso estamos. Habrá de pasar mucho tiempo hasta que haya un replanteamiento del número de días; si es que procede, que no lo creo; pero puede ser que se acabe por reincorporar el domingo último y se recupere el lunes de resaca. No me parece que esté mal como está, ni cabe esperar que sobre una feria ya tan comercializada, quepan actuaciones basadas solamente en las preferencias de la gente.

Estamos ante la feria más tardía de la historia. Jamás hemos llegado, en esto, a fin de mes. Tanto es así que si este año es el domingo día 24 el primero de feria, ese 24, siendo sábado, fue el último de la del pasado año. Si bien, esa singularidad se queda en una ocurrencia marginal ante la presencia en Las Palomas del torero madrileño, residente en Estepona, José Tomás. El acontecimiento ha puesto a marcar el paso a todo el orbe taurino. El anuncio de que Tomás se viste de luces en Algeciras ha sonado en todo los rincones de la tauromaquia y de ello se ha hablado en los corrillos de la fiesta do tiene vigencia. Nos viene muy bien, a pesar de los muchos peros que pueden ponerse y se ponen a este fenómeno sociológico y económico en que se ha convertido el torero. Justo es felicitar al Ayuntamiento de Algeciras, por el fomento de esa fusión entre feria y tauromaquia, que es consustancial a la idiosincrasia andaluza, a la idiosincrasia española.

Apenas si nos quedan casetas que mantengan el legado de aquellas pioneras que continuando la iniciativa de "La novia del sol" (1967) y el remate de "Loz der pueblo" (1969) brotaron en los años setenta llenando el ferial del duende andaluz, cada vez menos visible. Las Jornadas Taurinas, sin embargo, han soportado bien el paso del tiempo y mantienen las esencias con las que sembraron su brillo, Crescencio Torés y Carlos Vergara, sus creadores, enriqueciéndose más recientemente con el pregón taurino, que ya parece haber sentado plaza para siempre.

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