La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

¿360 euros más de impuestos?

¿Se acuerdan de los 'hombres de negro'? Porque la fase populista de incentivos de 'qué hay de lo mío' no es infinita

La cifra es lo de menos, lo que importa es la intención. El Gobierno se resiste a hablar de "subida de impuestos" pero ya hay analistas y consultoras que le están poniendo precio: un extra de 360 euros al año. Desde Podemos siguen enarbolando la utopía del reparto equitativo -el mayor esfuerzo debería corresponder a las grandes empresas- pero chocan de frente con el pragmatismo del PSOE. ¿Alguien pensaba que la factura del coronavirus la pagarían otros?

No es ningún globo sonda. Bancos, instituciones comunitarias y fondos de inversión -el lobby de las finanzas- llevan semanas deslizando la crudeza del mensaje: la economía va muy mal. Irá peor. La crisis de 2008, con el agujero negro del 12, será una anécdota. Los tres meses del confinamiento no son reversibles. En las últimas semanas se han disparado las denuncias por okupación de viviendas casi tanto como los requerimientos a los juzgados por violencia de género. Es sólo un dato. El presidente del Gobierno acaba de emprender una gira europea para preparar la cumbre en que se decidirá el reparto de fondos del Plan Marshall del Covid con la misma intensidad con que aparece en televisión -sólo le ha falta el momento llamada en directo a Sálvame de Enrique Ponce- para que nos hagamos una idea de la dimensión que tendrá la cirujía interna.

Pedro Sánchez advierte que "el impuesto a los ricos es una medida fetiche" y nos asegura que la intensión del Gobierno es hacer "justicia fiscal". Sonaría bien si no fuera por la dureza del impacto que tendrá las medidas de reconstrucción que lleve esbozadas en su cuaderno rojo-morado en un país que se ha declarado en ERTE con previsión de continuidad hasta final de año. Los cálculos más conservadores elevan a 183 las jornadas que trabajaremos en 2021 para el papá Estado. Cinco días más para afrontar esa factura tributaria que nadie quiere.

¿Se acuerdan de la prima de riesgo? ¿Y de los hombres de negro? Porque la fase populista de incentivos de qué hay de lo mío resulta insostenible con la cuadratura del círculo que pretende Sánchez: justicia fiscal y fortalecimiento del Estado del Bienestar. Porque el gasto público no es infinito; y porque la deuda pública no se puede inflar sine die. Ni siquiera recurriendo al milagro de los remanentes. Por prudencia, me quedo con el saber popular: de donde no hay no se puede sacar. Así que, prepárense, porque la factura del Covid la pagaremos entre todos.

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