Editorial

Un sí a la espera de Cataluña

EL modelo de financiación autonómica que el Gobierno ha presentado a la Junta es aceptable para Andalucía. Gracias a que la población se considere el criterio principal de reparto de los fondos, que la proporción de ésta en edad escolar tenga un peso considerable y que se hayan mantenido los principios de igualdad para los servicios básicos y de solidaridad, la Junta dispondrá de una cantidad de euros por andaluz que superará un poco la media. Un poco porque el nuevo sistema tiende a acortar las grandes diferencias que había entre comunidades, y que se había disparado en los últimos años debido a que incomprensiblemente el viejo plan no contemplaba las actualizaciones de población. El nuevo traje le viene bien a Andalucía, a la vez que sirve para cubrir a aquellas comunidades cuya población había crecido más en los últimos años (caso de Madrid, Valencia o Cataluña) y no resta nada a las más despobladas, al mantenerle, al menos, las mismas cantidades. Ahora bien: el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, aún no ha dicho el sí del todo, y mantiene su reserva porque es el propio Gobierno el que aún no ha mandado el modelo detallado a las respectivas consejerías de Economía y Hacienda. ¿Por qué? Porque el Gobierno espera a la Generalitat, y ésta espera a los republicanos independentistas de ERC. Del mismo modo que hay que resaltar la conveniencia del plan, hay que destacar el bochornoso camino por el que está transitando la negociación en las últimas horas. Las presiones del Partido Socialista de Cataluña, incluido sus pueriles enfados, y las de Esquerra Republicana han convertido el escenario español en un bazar de alfombras, donde el propietario -el Gobierno central- se está viendo obligado a concesiones de última hora para satisfacer al cliente que más ha gritado. De los fondos extraordinarios que el Gobierno aportará al conjunto del sistema, que será una cifra más cercana a los 12.000 millones de euros que a los 9.000 millones, Cataluña obtendrá más de 3.000 y un compromiso de mejorarle la financiación para la administración de las prisiones y su policía autonómica. Y todavía dicen no. Al final, estas últimas horas se le van a volver en contra del Gobierno, que no va a poder evitar que muchos piensen que, al final, haya sido un partido independentista con una visión de Estado en las antípodas del resto el que ha cerrado el sudoku español.

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