El Brexit en el Campo de Gibraltar

Miguel Ángel Vázquez

Senador

Nueva era

El Tratado Fiscal tiene beneficios para el presente y contribuye a generar un espacio de prosperidad compartida sin renunciar a la reivindicación histórica de la soberanía

El Pleno del Senado ratificará la próxima semana el acuerdo internacional entre España y Reino Unido sobre colaboración en materia fiscal y protección de los intereses financieros mutuos en relación con Gibraltar. Es el último paso para que entre en vigor un tratado de enorme transcendencia en términos históricos (es el primero que ambos países suscriben sobre el Peñón desde hace más de tres siglos) y porque significa un salto de gigante en la cooperación efectiva contra el fraude fiscal y fortalece la convivencia entre ciudadanía del Campo de Gibraltar y de la Roca.

Este documento tiene beneficios para el presente inmediato y contribuye a afianzar el futuro de la comarca generando un espacio de prosperidad compartida. El documento establece un mecanismo automático de intercambio de información para evitar el uso de sociedades sujetas al régimen fiscal de Gibraltar por residentes fiscales en España o para la realización de actividades económicas en España, se crean órganos de coordinación para resolver los conflictos de residencia fiscal, se prevé la adaptación dinámica de este régimen especial de cooperación a los nuevos estándares de la Unión Europea y la OCDE y se elimina la doble imposición tributaria para los trabajadores transfronterizos españoles. Sin duda, una gran noticia para los más de 10.000 trabajadores de nuestro país que cruzan la verja y se veían perjudicados porque la hacienda española no reconocía a la gibraltareña.

Con este acuerdo, Gibraltar se convierte en un aliado de España en la persecución del fraude fiscal. Conseguimos una reivindicación largamente demandada: que el Peñón deje de ser un enclave propicio para operaciones opacas después de tres décadas en la lista de paraísos fiscales. Se abre una nueva era de transparencia y colaboración sin que España renuncie a nada. Nuestro país mantiene su reivindicación histórica sobre la soberanía de Gibraltar y la última palabra en la Unión Europea en todo lo relacionado con el Peñón.

Este nuevo espacio de entendimiento solivianta a los sectores más conservadores de este país, cuya miopía política lo reduce a un paso atrás en la reclamación del territorio perdido tras la Guerra de Sucesión y el Tratado de Utrecht de 1713. La extrema derecha (Vox) y la derecha extrema (PP) agitan ese bulo pese a que el texto expresa con claridad que este acuerdo no implica modificación de las posiciones españolas sobre la soberanía y la jurisdicción.

Un intento desesperado y desenfocado por retorcer la verdad o construir una realidad paralela por parte de estos falsos patriotas de soflama y pulserita. Los que piden levantar muros o volver cerrar la verja hacen una aproximación a la realidad como la de un extraterrestre. O algo todavía peor, al modo Donald Trump, intentando generar odio, división y enfrentamiento.

El Estrecho es una zona de altísimo valor estratégico para España y la derecha se empecina en una visión cortoplacista, demagógica o deformada por la distancia y el desconocimiento de la realidad. Esa distancia no sólo es geográfica, sino también emocional, y no contribuye a hacer un diagnóstico en los justos términos. Les urge elevar la mirada sobre todo lo que concierne a la comarca.

Gibraltar es, sin lugar a dudas, un cooperador necesario para el desarrollo del Campo de Gibraltar porque es el mayor empleador de la comarca; porque empresas, comercios y establecimientos de restauración se benefician de la relación de vecindad; porque existen lazos familiares a uno y otro lado de la verja, y porque con este paso demuestra su voluntad de avanzar en transparencia y de romper con vicios del pasado.

Este tratado fiscal es un instrumento necesario, imprescindible, para poner orden y estabilidad en la zona y en nuestras relaciones. Significa una apuesta inequívoca por la convivencia y la cooperación para avanzar conjuntamente. Bienvenido este nuevo tiempo.

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