Creo que ningún ciudadano de este país tiene dudas, de que había que acudir al rescate de esas criaturas a bordo del Aquarius, a los que la negativa de Italia y Malta a recibirlas en sus puertos, las colocaba en una situación límite. A los españoles, a lo largo de la historia, también nos ayudaron en momentos críticos. Lo cierto es que este episodio que puede ser leve, comparado con las oleadas de pateras y cayucos que durante años han llegado a nuestras costas, tenía un carácter especial por el fuerte impacto mediático suscitado. El nuevo gobierno socialista, montó una operación propagandística a tal efecto que parecía haber sido dirigida por Cecil B. De Mille. Los pobres náufragos fueron apabullados por un ejército de cooperantes, miembros de las fuerzas de seguridad, voluntarios, traductores y por supuesto dos flamantes ministros. La proporción de cuatro cuidadores por cada persona atendida, un auténtico lujo humanitario, contrasta con la escasez de medios con que se contó el fin de semana en el estrecho, en una avalancha de llegadas. Mucho se ha hablado del efecto llamada que este gobierno podría propiciar con estas actuaciones, pero tengo para mí que otro efecto llamada, de tapadillo, se está alumbrando. En una auténtica democracia ya habríamos tenido que debatir, la política migratoria. Haría falta explicar si necesitamos a los trabajadores emigrantes, para conservar nuestro nivel de vida, dado que tenemos ínfimos niveles de natalidad y si realmente quitan el trabajo a los nacionales, en empleos que nadie quiere cubrir. Ese debate no ha sido posible por el recurso de acudir a lo políticamente correcto, e impedirlo por esa vía. Si alguien pregunta o alza la voz, se le tacha de racista, xenófobo o facha y se acabó. Ya sabemos lo que ha hecho la gente en otros países de Europa: se callan y en las próximas elecciones, se produce un aumento de la ultra derecha. Hemos asistido en los últimos días a la vergonzosa imagen de grupos de italianos, vitoreando a un canalla como Salvini, a los problemas de Merkel en Alemania y al anuncio de un posible Eje- qué miedo me da esta palabra- Austria, Alemania, Italia, contra las migraciones, dentro de la Unión Europea. La no existencia de la ultra derecha en España, ha sido un factor de estabilidad política importante, en los últimos años. Con fuegos artificiales como estos, ¿no estaremos incubando, frívolamente, el huevo de la serpiente?. En las noches sin viento en el Estrecho, dicen que se oye cantar a los espíritus de los ahogados. Si se escucha con atención, gritan: ¡Asesinos, asesinos!.

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