Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

El ecuador

La tranquilidad política de la Junta no tiene que ver con una gestión brillante, sino con una oposición ausente

Juanma Moreno ve llegar el ecuador de la legislatura sin amenazas en el horizonte, más allá de las que pueda marcar la evolución de una pandemia cuyo final ya empieza a verse. Con dos Presupuestos aprobados y los terceros más que encarrilados, con la coalición con Ciudadanos blindada y Vox domesticado, no parece que nada pueda alterar la marcha del presidente andaluz hacia un final de mandato tranquilo. Solo falta que la vacunación masiva haga que la pesadilla del coronavirus quede atrás y la normalidad y el optimismo vuelvan a las calles para que todo cuadre y él y su partido puedan aspirar a un segundo mandato sin grandes riesgos y con las posibilidades abiertas de seguir gobernando con Ciudadanos o cambiar de compañero de baile y hacerlo con Vox.

Esta tranquilidad con la que se dibuja el panorama no vendría determinada por una gestión brillante o porque los grandes problemas de Andalucía hubieran entrado en vías de solución. Nada hace indicar que la región esté en vías de abandonar su puesto de furgón de cola en los niveles de renta y bienestar y de estar a la cabeza nacional en paro y precariedad social. Tampoco parece que se hayan atraído grandes proyectos de inversión capaces de cambiar nuestro modelo productivo. Ni se ha cambiado una estructura administrativa que si antes se basaba en la subvención y el clientelismo lo sigue haciendo, porque nada ha cambiado. Que si antes tenía un sector público a base de chiringuitos sobredimensionados e ineficientes los sigue teniendo, porque tampoco se le ha metido mano más allá de algunos gestos simbólicos. Y que si antes tenía problemas graves enquistados en su sanidad y su educación no los ha solucionado. Es cierto que la pandemia ha alterado prioridades y presupuestos y que hemos perdido el maná del turismo. Pero los cambios estructurales, más allá de lo que vende una propaganda hábilmente manejada, se han quedado en el catálogo de las buenas intenciones.

El sosiego con el que Juanma Moreno puede plantearse lo que le queda por delante tiene mucho más que ver con la inexistencia de una oposición que lo ponga nervioso. El PSOE, que sigue en un proceso de confusión interna, tiene en Andalucía un liderazgo socialmente amortizado y no se hace ver como una alternativa deseable. Incluso se puede afirmar que nadie, salvo los muy partidarios, los echan de menos y suspiran por su vuelta. Así las cosas, no cabría descartar que, una vez que la pandemia sea vencida, el PP se plantee acortar la legislatura y convocar elecciones. Antes de que los rivales, que parecen no tener prisas, se rearmen.

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