Calle Ancha

Alberto Ramos / Santana

La dignidad de Sandra

Si alguien hubiera tenido la más remota duda sobre la necesidad de un Ministerio de Igualdad, se le habría disipado el pasado día uno del mes en curso viendo ese programa de televisión que se llama "Operación Triunfo". Tras ver durante un rato varias secuencias del programa, llegué a la conclusión de que no sólo hace falta un ministerio, sino que se hace necesario un comando de choque contra determinados clichés y expresiones de algunos individuos del género masculino.

En el momento al que me refiero, ese personaje histriónico y, al parecer, muy preparado para emitir juicios musicales y de estilo, que firma como Risto Mejide, con la excusa de emitir su opinión sobre la actuación musical de una aspirante llamada Sandra, trató de burlarse de ella, y consecuentemente intentaba humillarla públicamente.

La joven aspirante respondió con una dignidad que la enaltece y que hace confiar en los jóvenes, afirmando que no estaba dispuesta a consentirlo, y se sentó negándose a continuar la conversación. La respuesta del tal Mejide fue una verdadera amenaza -"me lo pones fácil"-, dando a entender que su voto sería negativo, y llegó a expresiones vejatorias del tenor de decirle que en vez de cantar en inglés "cantas con las ingles". Y a todo esto, al presentador, que en alguna ocasión ha dado muestras de oponerse a este tipo de trato, tratando de reconducir el programa, se le escapó la expresión, dirigida a Sandra, de que si no se callaba podía salir perdiendo.

Si un profesor trata a un alumno como he visto tratar a Mejide a algunos aspirantes a triunfar en el programa, estaría cometiendo un delito y sería sancionado. Es cierto que, conociendo de antemano el programa, los concursantes saben a qué se arriesgan.

Pero la sociedad, y sus representantes democráticos electos, no debería permitir que un espectáculo se fundamente en los intentos de algún personaje famosote de convertir a un ciudadano ingenuo, que trata de ser un cantante conocido, en objeto de burla y mofa. Y que no me salgan con la defensa de la libertad de prensa y expresión, que esa excusa no puede servir para burlarse, ni discriminar a nadie, y menos haciendo gala de un lenguaje vejatorio, como hizo Risto Mejide, un personaje que sin dudas no hizo la primera comunión en Lourdes, como el hijo de mi amiga Yolanda Vallejo, que así ha salido de bueno uno, el hijo de mi amiga, y de malo el otro, Risto.

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