Un diamante en bruto en un lugar digno

En lo referente a la música, Algeciras sigue en la precariedad porque el conservatorio aún no cuenta con un edificio propio

En esta oportunidad que me brinda EuropaSur y en mi primer artículo de opinión, quisiera recalcar la importancia de la enseñanza musical. Muchos me conocen por la Orquesta Sinfónica de Algeciras y, otros, por el Cubo de la Música. Pero antes de todo esto fui un joven algecireño que descubrió, casi por casualidad, el apasionante mundo de la música de la mano de su primo, que estaba participando en la creación de la banda municipal.

Yo también quería formar parte de ese ilusionante proyecto, pero al no tener nociones de música no pude ingresar. Así que me inscribieron en el conservatorio Manuel de Falla, ubicado en el Colegio Virgen del Mar. Solo ofertaban tres especialidades, el piano, la guitarra y la flauta travesera, y yo, que quería formar parte de la banda municipal, escogí la flauta. Durante el primer año creía que ya podría tocar, pero era el preparatorio y ese año no se impartía instrumento. A pesar de todo, mis inicios en el conservatorio fueron inolvidables y maravillosos, pero también fueron inolvidables los continuos cambios de ubicación que sufrimos. Del Virgen del Mar nos trasladaron a la Casa de la Cultura, hoy Museo de Algeciras. Escaleras muy estrechas, aulas muy frías, humedad... A los profesores les cogías mucho cariño, pero cada año se tenían que ir. Nuevo profesor, nueva técnica.

Recuerdo un concierto en el Teatro Florida, con mi flauta y mi flautín, para reivindicar un conservatorio digno para Algeciras. Al poco tiempo, nueva ubicación, Casa de los Alemanes. Ya se decía que se estaba barajando la posibilidad de instalar el conservatorio en el hotel Anglo Hispano… Y así de un lugar a otro. Fui uno de los muchos que tuvo que marcharse a estudiar fuera de Algeciras, porque aquí no había grado medio. Primero a La Línea, donde tenían un conservatorio propio.

Algeciras es la segunda ciudad con más habitantes de la provincia de Cádiz. Pero en lo referente a la música y a la infraestructura del conservatorio, seguimos en la precariedad, porque, después de más de treinta años, el conservatorio Paco de Lucía aún no cuenta con un edifico propio. Mi historia puede ser una de tantas historias llenas de ilusión por esta profesión vocacional, que se comienza a estudiar a los ocho años y que, por desgracia, en este país tiene un futuro muy incierto. Llevando el nombre de uno de los hijos más internacionales del mundo de la música, resulta desconcertante que el conservatorio Paco de Lucía siga sin edificio propio. Cada niño y cada niña que estudia en ese conservatorio es un brillante en bruto. Así pues, ayudemos y reclamemos para que tengan muy pronto un lugar digno donde estudiar, para brillar y mostrarle al mundo qué clase de músicos nacen en Algeciras.

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