El desconchón ni tocarlo

Los restauradores de la Plaza Alta recibieron orden precisa de ignorar el desconchón en los escudos

Se comprende, hasta cierto punto, que en San Roque, donde ahora son socialistas hasta las flores del campo, arremetan contra un ministro como Castiella, que tanto bien hizo a la ciudad y que tantas gratitudes recibió en su fecunda vida diplomática. Es cuestión de poner de manifiesto el encendido amor del Partido por una democracia desmemoriada, que opta por vengarse de palabra y hechos a posteriori, dolido como está por no haberlo podido hacer en momentos más temporáneos. Lo que son las cosas: no advierten que en el PSOE hubo golpistas que, si hubieran prosperado, habrían instalado en España una dictadura comunista. Pero, en fin, hacen su papel de cara a la galería, que es de lo que se trata.

En cuanto a la derecha, depende. Unas veces es cómplice y otras comprensiva con las iniciativas historicidas de las izquierdas. En Algeciras, sin ir más lejos -nunca es necesario alejarse para estos menesteres- le quitaron la placa urbana y más cosas, a un benefactor de la comarca, el general Camilo Menéndez Tolosa, un brillante militar, canario de nacimiento, que fuera uno de los oficiales de la Legión Española, recién creada allá en los primeros años veinte del pasado siglo. Gobernador Militar del Campo de Gibraltar en 1957 y Ministro del Ejército en 1964, siempre se mantuvo ligado a la comarca, incluso familiarmente, contribuyendo a su desarrollo en los años anteriores al cierre de la verja, concretamente a la declaración de Zona Preferente de Localización Industrial (mayo, 1966) que sentó las bases de la única política de desarrollo del Campo de Gibraltar desplegada hasta ahora.

En Algeciras, los restauradores de la Plaza Alta recibieron la orden precisa de ignorar el desconchón en los escudos de Algeciras, dispuestos en la parte trasera de los bancos de la periferia (son siete, descontando el del Quiosco de Rosa). ¿Habrá pues -se pregunta uno- que quitar la corona de todos los que haya o se den en adelante? Porque -insisto- es el escudo de Algeciras el que aparece dañado. Debieran, por pura coherencia, suprimir en el futuro, la corona de todos los escudos que se entreguen en el salón de plenos, a los visitantes ilustres y a quienes se estime oportuno. Digo yo; porque la instrucción a los restauradores asume que la heráldica municipal no es la que se supone que es, la que ha sido estudiada, diseñada y finiquitada muy recientemente, con objeto de dejarla oficialmente establecida.

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