La decisión de Maersk

Otras empresas y otros países han optado por la generación de hidrógeno verde con energía nuclear, que tampoco genera emisiones

Podría pensarse que AP Moller se decidirá por Algeciras para la instalación de su planta de producción de biometanol, proveniente del llamado hidrógeno verde. La importancia global de la terminal de contenedores de Algeciras, siendo recalada de múltiples líneas marítimas, es un factor esencial. Además, Maersk le debe mucho a la ciudad, incluido un frente marítimo urbano que sacrificamos en beneficio de la naviera danesa y también para que muchos algecireños pudieran disfrutar de un próspero empleo.

Pero ello no hará decantar la balanza hacía nuestra bahía. Algo importa más para Copenhague.

Así, en la producción del eco-combustible es necesario un importantísimo aporte de electricidad para el proceso generador llamado electrolisis. Por tanto, la empresa optará por aquella sede donde se le garantice el suministro eléctrico continuado y fiable. Hasta 4 gigawatios de potencia instalada se precisa, que son muchísimo, créanme. Y la intención es que el abastecimiento solo provenga de energía eólica y solar, para que no se produzcan emisiones al consumir el metanol y tampoco al producirlo con tales energías renovables.

Se antoja complicado, ya que actualmente solo hay instalados 29 gw de eólica y 18 de fotovoltaica en toda España, y menos de 4 gw de cada una de ellas en Andalucía. Y así se entiende la dimensión titánica e importancia del proyecto.

Otras empresas y otros países han optado por la generación de hidrógeno verde con energía nuclear, que tampoco genera emisiones. Estados Unidos es ejemplo. Recordemos que tal energía es ahora considerada como verde por la UE e incluso por algunos grupos ecologistas. Y ello porque el cambio climático generado por las emisiones es un problema infinitamente mayor que el de la gestión de los residuos nucleares.

En cambio, en España se prevé el cierre en los próximos años de 4 de las 7 centrales en funcionamiento, que generan aproximadamente el 20% de nuestro consumo nacional total de electricidad, sin que las mismas produzcan contaminación alguna de CO2. ¿Cómo sustituiremos tal aporte?; y se conoce que los habitantes de las zonas aledañas de las mismas no sufren más enfermedades que el resto de españoles. Hay estadísticas independientes que lo corroboran. Más pronto que tarde, se habrá de retomar en este país el debate nuclear.

Volviendo a la comarca, pienso en aquellos temores y protestas habidos en la proyectada y fallida central nuclear del interior del Lentiscal, cerca de Tarifa, que consiguieron su paralización. Con el paso de los años, además de infundados, se demuestran que perjudicaron la potencialidad de nuestra comarca. Qué bien vendrían ahora aquellos perdidos Gw. En cambio sí que llevamos décadas sufriendo empresas que emiten CO2 a nuestro lado.

En definitiva, es fundamental que las administraciones, además de buenas palabras, aseguren a la naviera que cuenta con el suministro eléctrico que le hace falta, y que aquí sea. Échenle un cable.

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