Crónicas levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

El daño terrible que nos inflige Sánchez

Tan pérfido es el Gobierno central con Andalucía que la Junta ha acumulado 846 millones de euros de superávit

Elías Bendodo es el epígono del manual de uso e instrucciones que siguió durante décadas el socialismo andaluz, es tan repetitivo como un secretario provincial del PSOE de los de antes (ahora son mudos), martillo pilón que decía Zarrías. El malagueño practica ese constante lamento ante el terrible daño que nos inflige el Gobierno central que hemos venido en llamar confrontación. Aunque cansina - somos los saharauis, los irlandeses y los palestinos de España-, la estrategia no deja de ser efectiva por varios motivos, pero el principal es que es autorreferencial, nos confirma lo que deseamos saber como dogma, que es Cataluña la que nos quita los dineros y las vacunas. "Este Gobierno no cree en la autonomía andaluza". Lo oigo con esa solemnidad y parece el mismo Rafael Escuredo, ante las tropelías de Adolfo Suárez.

Pero esta semana hemos conocido que hasta este mes de octubre, la Junta de Andalucía ha acumulado un superávit de 846 millones de euros, el 0,57% del PIB, una cifra no superada en términos absolutos por ninguna otra comunidad. Es decir, que al Gobierno andaluz, en plena pandemia, con los gastos sanitarios y educativos disparados, aún le sobran casi 1.000 millones de euros para ahorrar o gastarlos hasta final de año. ¿Y eso? Demos por hecho que el consejero de Hacienda, Juan Bravo, es un tipo eficaz, tanto que Bendodo, que es vicepresidente de facto, le tiene cierta ojeriza, no vaya a ser que este antiguo casadista tenga más futuro en Andalucía.

Pero, entendámonos, Bravo es bueno, pero no es un mago. Ha sido el pérfido Gobierno central el que ha inundado de fondos extraordinarios durante 2020 a las comunidades autónomas para hacer frente a la pandemia, puesto que son los gobiernos territoriales los que gestionan la sanidad, la educación y los servicios sociales. De cara a las necesidades ciudadanas, lo son todo. Pero a diferencia de lo que sucedió en la crisis financiera de la Gran Recesión, el Gobierno central ha optado por asumir el global de la deuda y de los déficit, sin dejar de enviar a las comunidades fondos extraordinarios, entregas a cuenta opíparas y ciertos grados de laxitud en las reglas de gasto.

Esto es lo que ha ocurrido, pero lo que hemos venido oyendo son los lamentos lisonjeros de Bendodo y los enternecedores cálculos matemáticos de Juan Marín sobre lo que, realmente, se nos debe a Andalucía. Artimañas aritméticas a las que también era muy aficionada Susana Díaz. Y como remate del trampantojo todavía hay que oír cómo la Junta puede permitirse bajar los impuestos por su mágica gestión.

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