Que cunda el ejemplo

Sería deseable que este clima de acuerdo sobre la renovación del CGPJ se extendiera también a otros asuntos

El acuerdo express entre el Gobierno actual y el partido del anterior Gobierno a cuenta de la renovación de la cúpula judicial y de su presidente ha desatacado una ola de críticas entre las otras formaciones que no han intervenido en este cambalache de nombres, siglas y adscripciones políticas más o menos confesables. Vocean, no sin argumentos, contra el reparto de sillones por criterios puramente partidistas en detrimento de un sistema de elección más autónomo y transparente. Para lo mal que se llevan mira qué rápido se han puesto de acuerdo para lo que les conviene, repiten resignados desde la fría sala de prensa del Congreso.

Yo, sin embargo, aplaudo el acuerdo entre los (todavía) grandes partidos, basado en el consenso y las concesiones. Mejor siempre eso que marear la perdiz durante meses en aras a un acuerdo multilateral imposible, y que al final a quien verdaderamente perjudica es a los propios magistrados, señalados ante la opinión pública como conservadores o progresistas, como si su callado trabajo durante años no fuese suficiente presunción de independencia de criterio. Y es más, sería deseable que este clima de acuerdo se extendiera también a otros asuntos incluso más importantes para el ciudadano de a pie. Y pienso en un pacto general por la Educación, tantas veces preterido, ahora que el Gobierno amenaza con otra nueva ley igual de parcial que las anteriores; y pienso en un pacto por las pensiones, posiblemente el mayor reto para un país como el nuestro cada vez más envejecido; y en hasta en la propia organización territorial del Estado. ¿De verdad el Partido Socialista, el Partido Popular y Ciudadanos tienen más puntos en discordia que coincidentes?

Este fin de semana se han publicado diversas encuestas encargadas por medios relevantes que distan mucho en sus líneas de pensamiento. En todos ellas, sin embargo, se contenían datos que indicaban una más que notable confluencia en la posición de los encuestados, incluso con residentes en Cataluña: reforma pactada de la Constitución, rechazo al derecho de autodeterminación, comprensión del fenómeno inmigratorio… La respuesta moderada de la calle contrasta con las posturas exaltadas de unos y otros que polarizan el debate, distorsionándolo. Y puestos a discutir, siempre mejor el acercamiento de las posturas que abandonarse tan contentos a los reclamos tentadores del populismo.

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