El coronavirus y el Joker

¿Cómo no se dan cuenta de que de esta desgracia o salimos juntos o no lo haremos?

Por supuesto que la mayor tragedia del coronavirus son los miles de vidas perdidas por su causa, pero a nivel colectivo es el desánimo y la desesperanza que el maldito bicho ha esparcido por todo el mundo. Porque como esa lluvia fina que parece que no moja, pero que lentamente va calando en los huesos hasta instalar en ellos la humedad que los destroza, el C19 nos ha encogido el ánimo y andamos todos tristes y cada vez menos esperanzados en que el final de la pesadilla esté a la vuelta de la esquina. Porque esta detestable pandemia ha hecho más pequeño el mundo de cada uno de nosotros; ha enfangado el territorio público como nunca; ha puesto en "espera" el crecimiento de las generaciones más jóvenes; ha terminado con la vida de las de los mayores; y a los del medio, simplemente les ha asustado. Ahora dicen los expertos que todo volverá a ser como fue en el 2026 y quien más y quien menos anda haciéndose la pregunta de como aguantar hasta entonces y sobre la edad que tendrán cuando llegue ese ansiado momento. Porque lo que comenzó siendo una noticia que no nos afectaba porque sucedía en China, ha puesto al mundo en stand by para unos cuantos años. Nos recuperaremos, pero el mundo ya no será igual jamás, muchos que estaban faltarán, el desánimo como la humedad habrá anidado en nuestro interior, y tendremos frío incluso cuando apriete el calor.

Superaremos la crisis sanitaria, e incluso la económica, pero ¿cómo hacerlo con el déficit de alegría, ilusiones y futuro que está provocando esta calamidad? Aún a riesgo de caer en el populismo ¡qué gran momento es éste para líderes que insuflaran ilusión a una sociedad con el ánimo empequeñecido! Si en vez de protagonizar enfrentamientos absurdos, generar polémicas artificiales, gritar para que no se escuche, al contrario, e insultar en vez de razonar; nos dijeran unidos que vamos a salir de ésta, que aparcan sus diferencias hasta hacerlo y que hay luz al final del túnel, todo sería mejor. ¿Cómo no se dan cuenta de que de esta desgracia o salimos juntos o no lo haremos? Abraham Lincoln dijo que "una casa dividida en contra de sí misma no puede sostenerse". Hay que acabar con el coronavirus, sí, pero no con los adversarios políticos, y sin duda, ahora mismo, la mejor vacuna consistiría en compartir entre todos la esperanza de que este partido lo vamos a ganar. Porque cada vez que ahora nos peleamos por la monarquía; los jueces o el perímetro de los confinamientos, el cabrón del coronavirus sonríe más que el Joker.

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