Afinales del siglo XVIII, el clérigo y erudito inglés Thomas Malthus publicó su Ensayo sobre el principio de la población, una obra en la que reflexionaba sobre el aumento de la población mundial y su relación con la producción de alimentos. Malthus sostenía que mientras que el número de habitantes del planeta crecía en progresión geométrica, la capacidad de producir alimentos lo hacía de manera lineal. Así que era solo cuestión de tiempo -deducía el pastor anglicano- el que no hubiese alimentos suficientes para todos y, en consecuencia, que la humanidad entrase en una crisis que sería la misma Naturaleza la encargada de resolver mediante hambrunas, guerras y epidemias que, disminuyendo la población, volverían a armonizar ambas variables. A pesar de que este estudio sirvió de sustento a la teoría evolutiva de Darwin (al entender la selección natural como un factor determinante para el control de las especies), lo cierto es que Malthus fue ridiculizado en su época al no cumplirse sus previsiones ya que su trabajo no tuvo en cuenta que el progreso tecnológico aumentaría extraordinariamente la producción de alimentos y bienes de consumo. Sin embargo, ahora, en el siglo XXI, cuando la población mundial ha superado los siete mil millones (en el último siglo la población se cuadruplicó cuando en los anteriores ni siquiera había llegado a doblarse), la conjetura de Malthus se acerca peligrosamente a la realidad. El aumento desproporcionado de la población y la elevada demanda de energía han llevado al planeta cerca del punto crítico vaticinado por el clérigo, precipitándolo hacia una suerte de Armagedón del que la deforestación, la falta de acceso al agua potable, el calentamiento global o la extinción masiva de especies son más que elocuentes señales. En palabras del naturalista David Attenborough respecto al exceso de población: "Los humanos son una plaga sobre la Tierra". Un acompañamiento natural de este mundo superpoblado, globalizado, desigual e injusto que cada vez se parece más al distópico que se mostraba en Blade Runner o Hijos de los hombres, son los conflictos, las catástrofes y las enfermedades (propagadas gracias a la aglomeración de gente, las migraciones y el turismo masivo propiciado por el extraordinario desarrollo de los medios de transporte). La pandemia del coronavirus ha expuesto con crudeza la fragilidad de una humanidad que se ha visto envuelta en una crisis económica (paralización casi total de toda actividad) y sanitaria (los sistemas de salud han sido desbordados por una demanda masiva). Un simple virus (de baja letalidad) ha puesto al descubierto la prepotencia con la que, hasta ahora, nos desenvolvíamos los humanos. Probablemente, allá donde esté, el espíritu de Thomas Malthus se estará regocijando al contemplar a una humanidad atemorizada y escondida tras sus mascarillas faciales.

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