Me contó un amigo que estuvo en el juicio de Campamento, aquel en el que juzgaron a los "golpistas" del 23-F que en un determinado momento procesal, el Fiscal togado preguntó al general Miláns del Bosch: -¿Con quién contaba usted, en caso de que hubiera triunfado el golpe?. La respuesta fue: - Con usted mismo… si hubiera triunfado. Con toda crudeza el derrotado general, ponía de manifiesto la certeza de su condena. Había cruzado el Rubicón y la moneda de la apuesta salió cruz, por lo que sabía de sobra, cuáles eran las consecuencias.

Ahora están juzgando en el Supremo, a otros golpistas. Hay diferencias importantes con el juicio citado. La primera es que en el 23-F, hubieron áreas de sombra, desde que los sublevados en el Congreso, cortaron las líneas de comunicación con el exterior. Por el contrario en el 1-O, pudimos ver por televisión lo que estaba pasando en Cataluña, con todo lujo de detalles. También es distinto el contraste entre el silencio disciplinado del estamento militar, durante el juicio de Campamento y la agitación permanente de los independentistas con manifestaciones y lazos amarillos, a fin de sostener la moral de los reos. No se yo, sin convertirse en mártir de la causa, les compensará. La puesta en escena en el Supremo, es impecable y la retransmisión en directo por televisión, garantiza que nada pase inadvertido. Entre falsos profetas del independentismo, atribulados acusados que se preguntan porqué se metieron en ese quilombo, testigos que miden sus palabras al milímetro, políticos que van un ratito por la mañana a apoyar y se vuelven rápido, al calor confortable de la cafetería del Congreso, emerge la figura del Juez Marchena. Ha conseguido su prestigio profesional en un mundo, el judicial, nada propenso a los elogios y no es un juez mediático. Es considerado como serio y discreto y además en el juicio, demuestra flexibilidad, lo que garantiza que por muchas provocaciones que tenga que soportar, el asunto no se le va a ir de las manos. Lo bueno para el país, es que el poder judicial, funciona. Lento y farragoso, pero inexorable. No es perfecto, porque nada humano lo es. Hoy, muchos Marchenas, hombres y mujeres, visten la toga con dignidad en España. Impartir justicia es su cometido y gracias a ellos, podemos vivir en una sociedad civilizada. Cuando otros pactan con los rebeldes y prometen indultos, ellos estan ahí defendiendo la ley y nuestra dignidad. ¿Quién le iba a decir a los golpistas, que en vez de los tanques en la calle, se iban a topar con una vieja dama, con los ojos tapados y una balanza en los manos?.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios